Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
Paola Maita
Photo Credits: Canned Muffins ©

Un Estado para amar

“Un Estado necesita 4 elementos para su constitución: Poder, territorio, población y el reconocimiento internacional”. Esa frase la escribí en mi libreta de Principios de Derecho Público, la primera materia que vi en mi primer día como estudiante de Derecho. Fui capaz de recordarla sin querer con una claridad que nunca deja de sorprenderme, sobre todo cuando se trata de algo en lo que tengo más de 10 años sin pensar. Mi memoria es como una biblioteca con un encargado de gustos muy raros. A veces soy capaz de recordar cosas muy específicas o irrelevantes, mientras que en otras no puedo recordar información importante.

Escribo esto en medio de un día de San Valentín muy extraño, tanto que a mi bibliotecario le dio por desempolvar ese recuerdo. Como buena aficionada al Psicoanálisis, además de tener más de 3 años asistiendo regularmente a sesiones de análisis, no pude evitar obsesionarme un poco y darle vueltas por un buen rato al posible motivo de la aparición de ese recuerdo.

Comencé a atar cabos y creo que di con el porqué. Hoy estuve hablando con una de mis amigas que conoció a su novio a través de mi esposo y de mí. En unos meses, los cuatro estaremos en extremos opuestos del mundo: Ellos en Chile y nosotros en España. Con una lista de al menos 10 países y más de 15 ciudades, y que sigue creciendo, donde mis amigos y familia están repartidos en 4 continentes, no puedo evitar cuestionarme ¿Cuál es el territorio de mis afectos?

Quiero creer que no se limita sólo a contar espacios geopolíticos, fronteras por cruzar o visas que tengo que pedir para reunirme con ellos aunque sea por un ratito. Me gustaría pensar que el amor es un Estado que no se limita a las barreras geográficas y gubernamentales, sino que es algo más como un Estado mental. Sí, “Estado” y no “estado” porque no es temporal, tiene una población definida, un Poder increíble y es reconocido internacionalmente.

No me importa si alguien piensa que es una cursilería establecer un sentimiento como un Estado. Cada quien tiene derecho a gobernar sus afectos como mejor le parezca, incluso si vive en dictadura o en libertad.


Photo Credits: Canned Muffins ©

Hey you,
¿nos brindas un café?