Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
Sasha Reiter

Tres Poemas de: Así es como el mundo regresa

Traducidos del inglés por Isaac Goldemberg

 

Llévate todo

El chorro de la ducha lava la arena de mi cara
mientras me detengo lo suficiente para verte
desvaneciéndote debajo de tus sábanas de lino.

No te vayas,
quiero susurrarte al oído,
gritar a tus lágrimas secas,
escribir en el cielo con un avión a chorro.
Pero no lo hago.
Porque te has alejado demasiado para oír un susurro,
demasiado insensible al sonido de mis gritos,
y yo le temo a la altura.

Suelto una risa
porque reír es mejor que herir.
El calendario está vacío,
colgando sobre una pared agrietada
con todas sus hojas rotas y arrojadas
a nuestro rebosante tacho de basura.

Quiero darle una patada,
tumbarlo
y mirar el contenido de nuestros años
derramarse en mi
como un río de sangre perdida.

Pero estoy demasiado agotado.
No quiero recuperar mi corazón.
No quiero pegar esas hojas
coleccionadas en orden cronológico.

No quiero las pinturas que hicimos juntos,
las palabras que lamento haber dicho
o esos poemas que nunca has leído.

No quiero las horas que dedicamos
a disipar la responsabilidad con un soplo
mirando telecomedias sobre la mugrienta alfombra.

Llévate todo.
Llévate el silencio.

 

Al no nacer

Aquí yacerías bajo lodo y arena,
si hubieses crecido lo bastante para ponerte de pie.
Tan rápido se preparó dios para inscribirte,
como fue eterno el bostezo que dejaste, fino y profundo.
Si bien en verdad nunca estuviste aquí,
existes por siempre en oscuros momentos de espanto.

 

Quédate

Las piedras estaban hechas de espuma.
Brincaban del lodo como balas,
como si el mundo estuviese de costado.
El tiempo solía fingir en tu presencia.
Las piedras de espuma han crecido.
Los peñascos ahora parecen el arte
de una madre marchita
necesitada de-

Nosotros solíamos verlos derretirse bajo la luna.
Ella despertaba con el susurro del alba
para dejar asomar una sonrisa orgullosa.

Tú habías estado alimentándola con espuma.
Ella se pone profundamente enferma, pero
tú ya no estás allí para verlo.

Nadie está desilusionado ahora.
Nuestros hijos te aman porque
nunca te conocieron.

A veces te veo cuando voy de visita.
Ellos se ponen de pie, ahora mas altos y mas arrogantes,
proyectando sombra sobre la delgada y redonda losa.

Hey you,
¿nos brindas un café?