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Coco Martin
2019 © Coco Martin | Medio formato en blanco y negro de la serie Trashcan and passersby  

Trashcan

El último rollo a blanco y negro del día esperaba paciente entre mis manos. Su latencia se dejaba intuir. Algunos transeúntes sin saberlo se transformarían en modelos involuntarios bajo ese sol agudo; sería casi una metáfora de una pasarela de la vida real dando la bienvenida al verano. Mi punto de vista estaría en la esquina noreste de la Quinta Avenida con la calle 34, debajo de algunas marquesinas y andamios, y justo delante de un contenedor metálico de reciclaje, de esos que abundan en la ciudad y que llamamos basurero. Presentí que la elección no era casual. Nada en Nueva York parece serlo.

Volaba el primer clic casi a modo de prueba pues muy tarde advertí a una señora cruzándose en mi lente. Desde mi cadera seguí disparando al tiempo que intentaba abstraerme del entorno y concentrarme. — Eso del momento decisivo es un mito — susurraba mi mente. El tercer encuadre corría tras alguna maleta y su dueña. En mis audífonos los falsos clavicordios de The Voice hacían imperceptible el sonido de las cuchillas de mi máquina en mano. Parecía estar viviendo una escena rescatada de los ochenta.

Sin prisa alguna, decidí observar en pausa a los paseantes imaginando sus historias. Una mujer recién divorciada volvía de una charla agria con su exesposo en un restaurante cercano. Una familia de talla estándar, cargando bolsas coloridas, aprendía a digerir la locura de Manhattan. Un expolicía se identificaba con su par que dirige ahora el tráfico en ese cruce. Una mujer desfila en tacones orgullosa de poder permitirse la experiencia de vivir en la gran manzana. Una pareja de inmigrantes deambula la avenida deseando solo lo mejor, pero sonríe. Un exprostituto viviendo su quinta oportunidad. Una mujer con estirpe de bailarina deseando un hijo. Una niña cándida totalmente absorta, sin idea por dónde pisan sus pasos, camina de las manos de sus padres.

Pocos habían notado mi presencia atraídos por un sonoro clic. La tecnología de los cincuenta no era precisamente silenciosa y mi cámara era más bien algo ruidosa. Casi nadie me presta demasiada atención pues la ciudad todavía es amigable con los fotógrafos como yo. Solo una mujer mayor al cruzar me descubre y camina tapándose el rostro al tiempo que hace una diagonal para evadirme. Vagamente recuerdo que cargaba una bolsa de basura negra; tal vez se ayudaba reciclando latas o botellas.


Coco Martin
2019 de autor desconocido, película encontrada en un basurero en la calle 34 de Manhattan

Dos tomas más con la señal de walk a mi favor; todo parecía un ritual bien planeado en su compás, una conducta de etiqueta urbana que muestra nuestro mejor nivel de civilización. Hasta un bus informal se detiene para dejar cruzar a salvo a mis transeúntes. Quedaban ya solo dos cuadros en mi cámara. De pronto, alguien me zarandea el brazo y sorprende. Ni idea de qué pensar. Quizás un peatón cualquiera incómodo y raudo a preguntarme el por qué le tomé alguna foto o tal vez solo para alertarme que llevaba la mochila a medio abrir.

Para mi segunda sorpresa, era la misma mujer que se había cubierto la cara un minuto antes. Agitaba rápidamente su mano derecha fuera de aquel maloliente basurero, miraba a otro lado tapada a medias con su gorro de invierno y sus guantes me alcanzaban lo que parecía ser un rollo de película, uno idéntico a los que usaba esa mañana, ya algo confusa. Llegué a pensar que podía ser uno de los míos, pero salía sucio y mojado y esa mano venosa me preguntaba si era nuevo o ya estaba expuesto.

— Tal vez todavía pueda usarlo — dijo.

— No lo sé, déjeme ver … ya está expuesto — respondí.

— Oh! bueno, quizás tiene ahí algunas tomas. ¿Qué tipo de cámara es esa? — indagó siempre evitando mostrar su rostro demasiado.

— Es mi vieja y engreída Hasselblad.

— Oh! conozco bien esa marca famosa. Solía ser modelo en mis años y mi fotógrafo favorito siempre usaba esa cámara.

— Me alegro que sepa usted de esto. Parece que somos de la misma tribu entonces — le sonreí.

— Que tenga un buen día y ojalá encuentre buenas tomas en ese rollo ¿Todavía revela en cuarto oscuro o por cuenta propia? — se despedía ella

— No muy a menudo, pero he pasado años en ese cuarto oscuro. Fue bueno conocerla, gracias y cuídese — me despedí

Caminaba lento y las hordas de gente parecían engullirla con su bolsa negra y sus recuerdos.

Terminaba así, una buena mañana de verano en Nueva York.


1. 2019 © Coco Martin | Medio formato en blanco y negro de la serie Trashcan and passersby 
2. 2019 de autor desconocido, película encontrada en un basurero en la calle 34 de Manhattan

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