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paola herrera
Photo Credits: Michael Cory ©

The haste is wrong

Hace dos noches el insomnio le abrazaba la piel, los párpados no encontraban la sincronización con la somnolencia y los pensamientos, cada vez con más rapidez, escribían al aire todas las cosas que mueren antes de ser besadas. Era cómo ese canto precioso de un pájaro que surca el cielo un día agitado sin ser oído, cómo esa sonrisa bonita de un desconocido en una calle abarrotada de personas que caminan con avidez y pasa desapercibida, como ese canino abandonado que se acerca por cariño sin que alguien se detenga por temor a llegar tarde o como esos buenos días que nadie escucha por andar con la prisa como compañera de vida. Estamos equivocados, nos paseamos con la impaciencia, los sueños muerden todo aquello que nos prometimos y no hemos podido lograr, y hay que ser conscientes de algo y es que nosotros le seguimos el paso a la existencia no viceversa. El tiempo es un reloj roto que no podemos arreglar a nuestro antojo, las manecillas cantan a su ritmo no al nuestro. Estamos corriendo, aceleramos, por eso cada vez nos estrellamos más, lloramos más, nos afligimos más, perdemos más. Seamos sinceros no sabemos vivir y perdemos el tiempo en la prisa. Llegar tarde no está mal, lo mal reside en nunca haber llegado.


Photo Credits: Michael Cory ©

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