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Terrorismo Islámico y Occidente: Una dinámica realista

Si bien, desde hace muchos años, las organizaciones internacionales y los países occidentales insisten en que el terrorismo es una consecuencia directa del extremismo Islámico, el Occidente no puede sacudirse su culpa y asumir que ellos son los buenos de la historia sin mayor análisis. Es lo que escribe John J. Mearsheimer en un reciente artículo titulado «Cómo Occidente causó la crisis de Ucrania».

«Las elites de los Estados Unidos y Europa se han sorprendido por unos eventos sólo porque suscriben a una visión errónea de la política internacional. Ellos tienden a creer que la lógica del realismo no tiene gran relevancia en el siglo XXI y que Europa puede mantenerse unida y libre sobre la base de principios liberales tales como el Estado de Derecho, la interdependencia económica y la democracia”.

Tomando en cuenta esta opinión, ¿es posible que estemos cegados por los principios liberales, olvidando la importancia de la “realpolitik”, especialmente en el caso de la responsabilidad de Occidente sobre el terrorismo islámico? La respuesta es un sí absoluto!

Debido a la forma anárquica en la que tiene su origen el sistema internacional, los Estados tratan de buscar ventaja sobre otros estados, actuando de manera interesada y de auto-ayuda. Este ha sido el caso de la dinámica Oeste-Este de Asia; basado en actos ocasionales de cooperación de seguridad para el beneficio de Occidente, el cual tiene fama de intervenir en otros países con la excusa del bienestar humano, cuando es evidente que la realidad es diferente y que las decisiones se basan en las ganancias personales.

Esto ha sido evidente en muchas etapas de la historia. Por ejemplo, durante la guerra de Afganistán (que más tarde ayudó en la formación de Al Qaeda), fue Estados Unidos que suministró a Osama Bin Laden las armas para ayudar al grupo resistente, en la lucha contra los soviéticos y evitar el comunismo en su territorio. ¿Acaso EE.UU. hizo esto para ayudar a Afganistán a ganar la guerra y tomar su soberanía de vuelta o lo hizo para evitar la propagación del comunismo, que habría interferido con sus ideales capitalistas? Podríamos vincular este ejemplo con otros casos como el de Bangladesh, donde, en medio del genocidio, la ONU (conformada por países élites) se negó a ayudar e intervenir por el bien de la humanidad. En este caso específico, occidente se limitó a pedir al gobierno Pakistaní que detuviera la matanza, mientras que Estados Unidos podía seguir vendiendo las armas con las que el gobierno estaba cometiendo estos crímenes.

Este modus operandi ha dado lugar a un sentimiento anti-occidental por parte de las personas de la zona, lo que ha generado más resentimiento entre los grupos terroristas islámicos y los ha llevado a establecer un sistema de equilibrio de poder que fuera capaz de contrarrestar la influencia de occidente en su territorio. De ninguna manera estoy tratando de dar a entender estos actos terroristas como aceptables, pero tampoco creo que la historia de intervenciones por parte de occidente en Asia oriental lo sea. Podríamos aceptar como verdadero lo que occidente nos  ha hecho creer y pensar que estos grupos extremistas están actuando de una manera ofensiva. Por otro lado, también podríamos tratar de ver más allá de esta explicación y aceptar la idea de que la “realpolitik” podría estar sucediendo justo en frente de nosotros, en el medio del siglo 21.

Que estos grupos terroristas islámicos sean extremistas, difíciles de rastrear, y representen un problema creciente en el mundo es innegable, lo que es discutible es cómo llegaron al punto en el que se encuentran en los momentos actuales y si son o no los únicos culpables.

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