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Y… tequila 2 para volver a empezar

NUEVA YORK: Esta es la segunda parte de una serie de dos partes en la que se narra la experiencia de una Nueva York sumergida en destilados y añejos. Por ser una continuación recomiendo al lector volver atrás y empezar la historia por donde comienza y dejo aquí el link como una referencia:

http://goo.gl/zk2Hwq

El problema con los puntos es que son como el tiempo, relativos. Entonces está en el que escribe hacerlos finales o aparte. Y tal vez el tequila no fue sino una siesta en la barra, un tiempo fuera mientras llegaba otra ronda y la noche seguía dejando atrás historias de amor, de crack, de pantaletas y saxofones. Entonces vuelve el texto a escribirse y la noche a vivirse.

Tequila 2

El segundo tequila tiene la capacidad de quedarse en la garganta, de nunca colarse por el esófago, sino de quedarse ahí, cerca de la tráquea y evaporarse directo al cerebro. Con ese tequila leemos la hora, pero no la leemos. No nos importa, porque no hace frío, y estamos juntos y es un bar comunista y ¿por qué habría de importarnos? Uno de los nuestros regresa del baño y dice algo que en otras circunstancias también diría “I just went to pee, but there was someone on the stool next to me. I couldn’t pee. I get stage fright when I pee”. Entonces nos reímos y pedimos una cerveza a ver si logramos empujar al tequila hacia el hígado.

Cerveza ?

Perdimos la cuenta. No nos acordamos del número de cerveza, ni de la hora, ni de nada que tenga un número. Al punto que uno de los acompañantes (vale la pena tener en cuenta que somos todos estudiantes con presupuestos recortados) decide invitar la ronda. Los números y el alcohol no van de la mano. Pero las palabras y el alcohol son como hermanos. Einstein seguro escribió E=mc2 sin una gota etílica en su organismo. Pero eso de “todo es relativo” no cabe duda que lo dijo bajo los efectos de algún trago blanco de esos que ponen a la gente a decir intensidades. Suena Benny Goodman y el jazz le da a las conversaciones del bar otro ritmo, como si todo fuera un corazón y las pulsaciones acaban de cambiar.

Trago No Identificado 1

Ya ni siquiera sabemos que estamos tomando. O tal vez al momento si sabíamos, pero aquí, como recuerdo, es difícil tener una imagen clara. Sin embargo, con el Jazz, los sentidos se agudizan y la atención se centra en otras cosas. El bar es un recuerdo claro. Una puerta pequeña que lleva a una escalera mal iluminada, que lleva a una segunda puerta pequeña en un segundo piso. Huele a cerveza vieja, ese olor dulce que sale de los bares en las mañanas. Y también a madera y a humedad. Es comunista y por comunista es rojo, como un corazón. La oz y el martillo adornan una bandera también roja que cuelga en el techo como una hamaca. La imagen de Lenin se repite en cuadros y la interrumpen otros cuadros con caras que mi incultura hace indescifrable. Detrás de la barra, sobre las botellas mal acomodadas, varios gabinetes se adornan con vitrales abstractos pero obviamente eróticos, como flores hermafroditas que tienen los dos sexos o no tienen ninguno. Entonces se acerca un nuevo desconocido “Hi” nos dice una cara feliz y un acento marcado “Hey, how are you?” respondemos mientras nos interrumpimos entre nosotros. “Any of you have a cigarette I can buy?” Uno de los nuestros tiene, pero se lo regala y todos decidimos acompañar al fumador aunque la mitad de nosotros no fuma, pero esa noche fumamos. “Where are you from?” Le preguntamos “From nowhere” responde y se ríe con resignación. “I was born in Yugoslavia, then lived in Serbia and Montenegro and moved to the U.S. from Montenegro, so I’m from nowhere”. Su historia es triste pero el se ríe, esta vez sin resignación, un poco orgulloso de no ser de ningún lado. Y cierra diciendo “Yes, I’m from nowhere so I didn’t leave anything behind”.

Trago No Identificado 2

Volvemos a la barra con la imagen del hombre sin patria. Decidimos pedir un último trago y cerrar la noche y la cuenta. “He can say he is from nowhere or he can say he’s from many places” dice uno de los nuestros “Everything is relative” responde otro. Y levantamos la copa, y por mi mente pasan el amor, los saxofones, las pantaletas, el crack, el tiempo, el dinero, los puntos y las patrias. Y con la copa en el aire le escucho a alguien repetir “Everything is relative.”

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