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sergio marentes cronica
Photo Credits: Brandon Giesbrecht ©

Tenemos todo para lograr no necesitar de nada

En una probeta del tamaño de un dedo promedio de un humano promedio se halló el secreto de la felicidad. Podría decirse que es del tamaño de un dedo, pero la verdad es que es mucho más pequeña, y quienes leemos el mundo no lo comprendemos a primera leída. Es por lo que los científicos, y sobre todo sus empleadores, son muy acertados al no darnos la totalidad de la información cuando difunden sus logros y sus mentiras. Y al decir esto es cuando compruebo, por millonésima vez, que quienes escribimos el mundo somos científicos en parte, o que ellos son escritores del mundo, por qué no. Nuestra labor al propagar letras y palabras por ahí no es mostrar, ni mucho menos ocultar, sino hacerle la vida un poco más fácil a los demás. O más difícil, no se sabe. Hacer las vidas de los demás, digamos. Hay quienes son felices al ver la palabra piedra y evitarla, porque bien saben que podría lastimar su palabra pie, o, lo que es todavía peor, su palabra calzado. Pero también están los que, sin importar que la palabra mano se les ensucie o que la palabra uña se les parta, levantan la palabra piedra para hallar debajo de ella la palabra insecto o la palabra hierba, o la que sea. Esa es la gran coincidencia entre la ciencia y el arte. Esa es, también, la gran diferencia. Este hallazgo se podría resumir desde los dos puntos de vista, quienes ven la probeta llena de felicidad y la evitan porque creen que no serán capaces con tanto y quienes la toman y la hacen suya porque la felicidad es un bien público. Porque eso somos, la igualdad en la diferencia y la diferencia en la igualdad. Una probeta llena de aire. Una probeta rodeada de aire.

La probeta, por cierto, está ubicada en un laboratorio privado en la mitad de las montañas de hielo de Groenlandia. A donde pueden llegar, nada más, y esto es lo más importante del descubrimiento, quienes el gobierno dueño del mundo quiere. Porque la felicidad es un arma tan peligrosa que puede acabar con la humanidad y hay que mantenerla vigilada. Aunque esté rodeada de aire, y porque está rellena de aire.


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