Cuando un hijo o una hija muere, las palabras desaparecen, pierden consistencia y utilidad. Ninguna palabra puede describir tanto dolor. Queda solo el silencio, un silencio compacto que todo lo devora: sus risas, sus primeros pasos, sus sueños y proyectos. El pasado, el presente y el futuro, con su ritmo inamovible, quedan sumergidos en el hoyo del silencio.
Sin embargo, cuando un hijo o una hija muere con unas balas en el cuerpo, disparadas a sangre fría por sicarios, no hay espacio para el silencio. Hay que hablar, denunciar, gritar para evitar que esa muerte se transforme en el número de una estadística y los asesinos queden impunes.
Es lo que se juró a sí misma Soledad Jarquín Edgar, cuando vio el cuerpo de su hija María del Sol Cruz manchado de sangre y tierra. Sin vida. Su habitual sonrisa, sus ocurrencias, sus proyectos, se habían esfumado. En un momento se los habían arrebatado unas balas que la acribillaron por la espalda. Solo por el gusto de matar. El blanco era Pamela Itzamaray Terán Pineda, candidata a segunda concejala del ayuntamiento de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, México. Pero qué más da matar a uno o a tres, también ultimaron al chofer de la candidata, cuando existe la seguridad de la impunidad.
Soledad Jarquín, Premio Nacional de Periodismo, ejerce la profesión de periodista desde hace 33 años. Ha dedicado los últimos 24 años a visibilizar la condición social de las mujeres, dando seguimiento a diversos temas como la desigualdad y la violencia feminicida. Lo hace desde Oaxaca, uno de los municipios más peligrosos y violentos de México. Allí durante 18 años –entre 1998 y 2016- en el diario El Imparcial de Oaxaca editó el suplemento feminista Las Caracolas. Trabajó 10 años para la agencia CimacNoticias, como corresponsal y jefa de la oficina en Oaxaca y actualmente es editora y reportera para la agencia SemMéxico (Servicio Especial de la Mujer).
Soledad es también autora de los libros Mujeres de Oaxaca, que recopila la vida de mujeres importantes de Oaxaca desde los tiempos prehispánicos hasta 2014, fecha en qué fue publicado (CONACULTA-Consejo Ciudadano de Formación y Cultura Autogestiva) y La Otra Mirada en 2017 (Cultura-Consejo Ciudadano de Formación y Cultura Autogestiva).
Es también la madre de tres hijas: María Fernanda, Paulina y María del Sol Cruz Jarquín. Ahora solo le quedan dos. Al recordar a su hija María del Sol nos dice:
– Mi hija María del Sol Cruz Jarquín estudió la licenciatura en Medios Audiovisuales en el Centro de Arte Audiovisual, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, carrera que concluyó en 2012. Desde pequeña fue una gran aficionada a la fotografía y al video, le apasionaban los documentales cinematográficos de contenido social. Cada una de sus actividades las desarrollaba con mucha pasión y entrega, aun cuando las condiciones le fueran adversas buscaba dar buenos resultados.
Tenía muchas amistades y una enorme preferencia por cultivar amistades con personas mayores que ella. Admiraba a las personas que pese a todo habían sobresalido. Trabajó, en la ciudad de México, con Geo Meneses, en la documentación fotográfica y videográfica de la cantante oaxaqueña desde muy pequeña. Al terminar su carrera hasta enero de 2016, cuando finalmente regresó a Oaxaca, lo hizo de manera formal.
En Oaxaca, la falta de empleo formal la hizo desarrollar proyectos de video y fotografía independiente, desde eventos sociales hasta de tipo político. Entre ellos, fue la fotógrafa de la candidata a la presidencia municipal de Oaxaca, Bárbara García Chávez, del Partido del Trabajo en 2016.
Poco después se incorporó a la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social del gobierno de México en el área de Comunicación Social, lo que le permitió viajar durante varios meses al interior del Estado. Conoció pueblos y comunidades indígenas, observó la pobreza y la falta de oportunidades de la población oaxaqueña, pero también apreció y admiró la cultura local. Tenía la verdadera intención de aprender una lengua indígena.
Estudió el lenguaje de señas porque decía que ese era el verdadero lenguaje universal y que todas las personas deberíamos conocerlo. Estudió un diplomado en Ingeniería de Papel porque uno de los sueños más importantes para ella era escribir cuentos para niñas y niños e ilustrarlos con diseños de papel en tercera dimensión.
En diciembre de 2017 fue llamada para ocupar, a partir del 1 de enero de 2018, la jefatura de Comunicación Indígena e Intercultural de la Secretaría de Asuntos Indígenas del gobierno del Estado de Oaxaca.
México es uno de los países más peligrosos para periodistas y políticos. Esta última contienda electoral estuvo marcada con sangre. En el último año, casi quinientas personas entre políticos, familiares y funcionarios no electos fueron asesinados. También creció el número de amenazas y agresiones. La situación es particularmente difícil en el interior y Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, es considerado el noveno municipio más violento del país. Puedes describir cómo se desarrollaron los hechos el día en el cual asesinaron a tu hija María del Sol Cruz Jarquín, a Pamela Itzamaray Terán Pineda, candidata a segunda concejala del ayuntamiento de Juchitán de Zaragoza y a su chofer Adelfo Guerra?
Así es, México es un país peligroso y se demostró como bien dices en las elecciones, donde se mezclan diversas fuerzas –caciquiles, políticas, económicas y hasta delincuencia organizada-, lo que ha ido incrementando año tras año la peligrosidad del ejercicio periodístico y el quehacer político.
Mi hija, como señalé antes, era jefa del Departamento de Comunicación Indígena e Intercultural de la Secretaría de Asuntos Indígenas del gobierno del Estado de Oaxaca, dependencia a cargo de Francisco Montero López, quien en los últimos días del mes de abril le comunicó que se iría a Juchitán de Zaragoza para apoyar con su trabajo la campaña política de su hermano de nombre Hageo Montero López, candidato de la coalición que formaron los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza (PNA). María del Sol dijo, en una reunión de trabajo con el Secretario Francisco Montero López que no había condiciones, considerando además que irían sin recursos financieros a realizar el trabajo que le estaban pidiendo. La respuesta del Secretario fue que entonces perdería su trabajo. Ella accedió ante esa circunstancia.
Cuando María del Sol me contó, esa misma noche de finales de abril, lo que había sucedido, yo le dije que renunciara, pero ella me dijo que iría, que haría lo que le estaban pidiendo, que solo sería cosa de un mes o dos, y que posteriormente renunciaría.
Viajó en más de cuatro ocasiones a Juchitán. Durante mayo, junto con otros trabajadores de la Secretaría y un joven que contrataron para apoyar el trabajo de video, preparó todo el material de propaganda política –spots de video, carteles, trípticos, camisetas, imágenes de tamaño del candidato, etcétera-, y organizó las cuentas en redes sociales que se emplearían a partir del inicio de la campaña, a finales del mes de mayo. Durante la campaña tomó fotografías y videos de las actividades del candidato del PRI-PVEM-PNA, como pude constatar en fotografías que fueron subidas en ese momento al Facebook de Hageo Montero, en las cuales se podía observar a ella haciendo su trabajo.
En los últimos días de mayo vino de paso a Oaxaca, antes de volver a viajar. Nosotras nos despedimos el martes 29. Ese fue el último día que la vi.
El 1 de junio acompañó al candidato Hageo Montero López. Lo sé por las fotografías que también tuve en mis manos. Ella llevaba una blusa blanca de manta y bordados típicos en la parte de arriba. En esas últimas fotografías de mi hija se la observa llevando en sus manos las cámaras, fotográfica y de vídeo.
Ese fue el último día de trabajo de mi hija.
¿Por qué María del Sol viajaba en ese auto y cuál era su rol en las elecciones?
Al terminar de trabajar esa tarde-noche, mi hija, acompañada de dos varones jóvenes –uno de ellos, designado al parecer por el candidato Hageo Montero para que la acompañara en sus actividades y otro, un fotógrafo de la región del Istmo-, se fue a cenar a un restaurante de la ciudad de Juchitán. Ahí fueron alcanzadas por Pamela Itzamaray Terán Pineda, quien llegó acompañada de su chofer Adelfo Guerra. Al terminar de cenar decidieron ir a un lugar muy popular de Juchitán denominado Bar Jardín, donde permanecieron, según los propios trabajadores del lugar unas dos horas.
Pamela se había ofrecido a llevar a María del Sol al hotel ya que el joven que la llevaba en su vehículo se había ido del lugar tras recibir una llamada telefónica. Al salir, a las 2.27 minutos de la madrugada del 2 de junio, fueron atacadas por dos presuntos tiradores quienes les dispararon con armas de alto poder por la espalda. Las mataron antes de subir a la camioneta de Pamela Terán a quien mi hija seguramente había conocido en esos días.
¿Habían recibido amenazas previas?
No, mi hija no había recibido ninguna amenaza de muerte. Ella fue una mujer comprometida con su trabajo, por eso, a pesar de las circunstancias, fue a cumplir con el trabajo para el que fue “comisionada” por el Secretario de Asuntos Indígenas, Francisco Montero López, en una flagrante violación a las leyes electorales, al favorecer, con recursos públicos –humanos y materiales-, la campaña política de su hermano, el candidato del PRI-PVEM-PNA a la presidencia municipal de Juchitán de Zaragoza. Hageo Montero López finalmente no ganó las elecciones en ese municipio tras la jornada comicial del 1 de julio.
¿Cuáles son las razones por las cuales esa concejal fue blanco de los asesinos? ¿Podría ser una venganza contra el padre Juan Terán Regalado, quien está preso por ser considerado el líder de una de las más peligrosas organizaciones delictivas de la zona?
Creo que hay muchas cosas revueltas: ambición de poder político y económico. También podría ser un problema entre los carteles. Puede ser cualquiera de los dos o los dos.
Existen indicios y declaraciones hechas por Pamela Terán Pineda al periodista Javier Solórzano en las cuales ella, meses antes del ataque del 2 de junio, señalaba que temía por su vida.
Pamela Terán Pineda, había sido candidata independiente al gobierno municipal de Juchitán de Zaragoza en 2016, por lo que era integrante del Cabildo de ese municipio, que gobierna hasta hoy el PRD, donde se desempeñaba como Regidora de Energía.
Juchitán de Zaragoza fue el municipio más afectado por el terremoto del pasado 7 de septiembre. Es también una de las alcaldías más importantes para el establecimiento de generadores de energía eólica, a lo cual se oponían diversos grupos políticos de la región.
Pero desde hace varios años, el municipio sufría y sigue sufriendo de la descomposición social, derivada de la fuerte presencia de organizaciones delincuenciales. El narcotráfico se disputa “la plaza”, como se dice en el argot policíaco.
Juan Terán, padre de Pamela Terán, estaba recluido en la cárcel del municipio de Tehuantepec, a unos minutos por carretera de Juchitán, acusado de cometer diversos delitos. Hace apenas unos días la Policía Federal lo ha trasladado a un penal en el estado de Chihuahua.
Tras esta pérdida tan dolorosa tu escribiste una carta a tu hija que concluye con estas palabras: “Tu crimen no quedará impune”. ¿Qué posibilidades existen de llevar ante la justicia a quien ajustició a tu hija y a las otras dos personas, en un país en el cual la mayoría de estos crímenes quedan impunes?
Sin duda en México aspirar a tener justicia por un crimen como el cometido contra mi hija es un gran reto. Sin embargo, yo creo que como país, no podemos permanecer como si nada hubiera pasado, pese a las muchas dificultades que esto implica.
A raíz del crimen, se abrió una investigación por estos hechos, pero yo ratifiqué la denuncia penal por “delito electoral” en contra de Francisco Montero López, entonces Secretario de Asuntos Indígenas del Gobierno del Estado de Oaxaca, quien solicitó retirarse del cargo al día siguiente del atentado en que además de Pamela Terán y Adelfo Guerra, murió mi hija. Y en contra del candidato del PRI-PVEM-PNA, Hageo Montero López.
Hasta hoy, el gobierno de Oaxaca no ha nombrado al nuevo Secretario de Asuntos Indígenas, lo que ha dado margen de actuación al propio Francisco Montero López, quien, a través de otros funcionarios nombrados por él cuando era Secretario, ha obstaculizado las investigaciones al coaccionar a los y las trabajadoras, cuando fueron entrevistados por personal de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales de Oaxaca.
Algunas personas me dicen que son pocas las posibilidades de que estas personas lleguen a la cárcel, ya que la pena es de dos a nueve años de prisión, lo que les permite obtener una fianza y su libertad. Sin embargo, creo que es necesario sentar un precedente, porque es claro que se cometió un delito electoral.
Sé también que la justicia es un camino lento en México, pero estoy convencida de que es necesario no permitir más actos de impunidad.
Tu eres Premio Nacional de Periodismo, ¿has recibido apoyo de tus colegas en esta búsqueda de justicia?
He tenido muestras de solidaridad con lo sucedido y muchas compañeras y compañeros han publicado las cartas que hago públicas y que van dirigidas al gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa, así como a otras instancias para demandar justicia, para que el crimen de María del Sol no quede impune. Sin duda, hay una apertura para estas denuncias en Oaxaca y en México, además de actos de solidaridad de periodistas en otros países.
¿Hasta qué punto violencia, agresiones y amenazas logran callar a los comunicadores?
Mucho, ni duda cabe. En México, habíamos alcanzado una libertad de expresión importante desde finales del siglo pasado. Yo misma en 2006 publiqué más de cien notas periodísticas sobre el caso de las mujeres violadas sexualmente en el municipio de Castaños, Coahuila, por parte de elementos del Ejército mexicano, una de las instituciones de las que hasta hace algunos años nadie podía hablar y menos si era en contra de ellos. Las políticas para combatir el narcotráfico han derivado en muchos de los crímenes contra periodistas y ello ha frenado la publicación de este tipo de informaciones.
El nuevo Presidente López Obrador prometió combatir la violencia. Casi todos los presidentes prometieron lo mismo y fallaron. ¿Crees que hay la posibilidad de que las cosas sean distintas con López Obrador?
Espero que haya justicia. Ojalá las instituciones cambien, ello implicará más recursos para la investigación científica y profesional por parte de los mandos policiacos, además de erradicar la corrupción que desafortunadamente priva en estas instituciones.
¿Hasta qué punto la política del “perdón” puede obtener un resultado positivo?
No creo que el perdón a quienes cometieron crímenes en el pasado sea el camino correcto. Como le dijeron a López Obrador en un foro las madres y padres de mujeres asesinadas y desaparecidas en Ciudad Juárez: ¡No! Sin justicia no hay perdón. Ni perdón ni olvido.
Y es que son miles las personas que han desaparecido o han sido ejecutadas en México. Eso no puede pasar a través del “perdón”. Quienes cometen crímenes deben pagar con las penas que la Constitución establece, como lo dice la ley, con procesos judiciales expeditos y libres de actos de corrupción, eso sí.
¿Por qué ha logrado radicarse tan fuertemente el narcotráfico en México?
No es difícil saberlo. En México, es claro, desde hace años, décadas, el poder político o parte del poder político ha estado confabulado con el narcotráfico. Hay claras muestras de ello, la historia reciente así lo indica. La corrupción institucional va de la mano con la violencia de los grupos delincuenciales.
Se habla siempre del narcotráfico mexicano; sin embargo sabemos que del otro lado de la frontera hay organizaciones que se encargan de comprar y difundir las drogas en Estados Unidos. ¿Hasta qué punto ambas organizaciones (el narcotráfico mexicano y la delincuencia organizada norteamericana) se ayudan y refuerzan?
De ello no cabe la menor duda, detrás de la demanda está la oferta, se complementan. No se puede acabar con la oferta si el gobierno norteamericano no hace nada para contrarrestar la demanda.
¿Has recibido amenazas por tu trabajo? ¿Tienes miedo?
Alguna vez, hace muchos años recibí una amenaza, por mi trabajo en Castaños, Coahuila. Entonces me dio miedo por mis hijas que eran pequeñas, pero no pasó nada, gracias a la vida. Lo que sucedió ahora con mi hija es una clara muestra de que en este país las y los jóvenes no tienen ninguna oportunidad. Es un Estado fallido para ese grupo de población. No sólo no tienen oportunidades de educación y trabajo, sino que viven amenazados por la violencia. Mi hija estaba trabajando en un lugar peligroso indebidamente, ese no era su lugar de trabajo. Pero en realidad todo el país es peligroso.
Hoy tengo miedo, claro que sí, porque tras el asesinato de mi hija, recibí una amenaza por Facebook. Porque además no sé a quién o quiénes me estoy enfrentando al denunciar los delitos que se cometieron en su contra. Que incluyen el delito de robo de su equipo de trabajo por parte de personas que responden a los Montero López, en su desmedido afán de borrar las huellas de su participación indebida, insisto, en la campaña política del hermano de su jefe Francisco Montero. Es un delito que se ha naturalizado en nuestro país. Es común que los servidores públicos apoyen a los candidatos de sus partidos. Eso no debe ser, es un delito, así lo establecen las leyes electorales. Es muy claro.
Hasta cuándo los mexicanos pueden tolerar seguir viviendo preguntándose: “Quién sigue?”
No creo que el pueblo mexicano pueda soportar más tiempo esta indolencia feminicida, estos homicidios de personas que “circunstancialmente se encuentran en los lugares equivocados y en el momento equivocado”, como justifican los crímenes como el cometido contra María del Sol. Repito el país es un lugar equivocado. Somos muchas las familias afectadas, tocadas por esta delincuencia organizada –política y del narcotráfico- y eso debe cambiar de inmediato. Habrá pronto un nuevo gobierno y la gente más dolida tiene las esperanzas puestas en ese nuevo gobierno. Ojalá no nos defrauden.
Quiero agregar, que la ropa que llevaba mi hija el día 1 de junio, es la misma que encontré manchada de sangre el día 2 de junio cuando la fui a reconocer a una morgue en la ciudad de Juchitán de Zaragoza, sin duda, un momento que ninguna madre quiere vivir. Me ha tocado esa desgracia de mirarla tendida en una plancha sin vida. Me pregunté entonces qué hacer con su memoria y lo mejor es honrarla con la justicia.
También debo decir que los Montero López, tanto el entonces jefe de mi hija y su hermano el candidato, ni ninguno de sus compañeros de trabajo me llamaron para comunicarme de la fatal noticia. Me enteré porque, como reportera, le pedí a una compañera del equipo de SemMéxico que investigara los hechos, ya que yo me encontraba en Chiapas. Así fui atando cabos, hasta que me dijo que la joven fotógrafa en calidad de desconocida que había sido asesinada junto con Pamela Terán y su chofer Adelfo Guerra, tenía lente color rojo, entonces supe que era mi hija. No entiendo hasta ahora las razones de estas personas de actuar así, de intentar hoy decir que mi hija se había quedado a la campaña en Juchitán porque ella así lo decidió. ¡Eso es mentira! Mi hija fue enviada contra su voluntad a hacer el trabajo. Estando allá, sin duda, tomó las cosas con profesionalismo, como era ella, una mujer comprometida y entregada a todo lo que hizo en vida. Hoy la lloramos y extrañamos sus hermanas, sus abuelas, abuelos, su padre y el resto de la familia porque hemos perdido a un gran ser humano, jovial, divertida, alegre. Una mujer joven de 27 años con muchos proyectos por delante, muchos sueños por cumplir que se quedaron truncados. Por eso le prometí que su crimen no quedaría impune y espero que así sea.
La valentía de Soledad Jarquín nos merece profunda admiración y respeto. En sus palabras, en su dolor y sobre todo en su deseo de justicia se hace eco de los miles de madres, padres, familiares quienes han perdido a una persona querida a manos de la delincuencia organizada: miles de personas quienes se han encontrado “en el lugar equivocado, en el momento equivocado”. Pareciera que hoy día “el lugar adecuado y el momento justo” lo deciden los matones, y no solamente en México sino en muchos otros países, en todas esas naciones en las cuales la delincuencia sabe que puede contar con el silencio cómplice de la policía, de los militares y de los políticos.
Esperemos que el crimen de María del Sol Cruz Jarquín no quede impune. Esperemos que el nuevo Presidente López Obrador sepa estar a la altura de lo que tanto prometió en campaña electoral.
Esperemos que México vuelva a ser el país que merece ser. Un lugar lleno de cultura, de tradiciones, de historia, un país en el cual cada momento y cada lugar puedan ser justos para cualquier ciudadano.