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arturo serna
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Sociedad de escépticos

Si se trata de leer a algunos profesores tengo la sensación de que está llegando el fin de la filosofía.

Noto cierta apatía, cierta abulia en algunos docentes y educadores. Repiten fórmulas, copian esquemas y no piensan.

Muchos son seguidores de Heidegger; otros imitan a Hegel; otros luchan con Marx. Son dogmáticos. No piensan por sí mismos. Duplican frases, eslóganes, repiten dichos populares o frases que aparecen en las redes sociales. ¿Cuántos piensan por cuenta propia?

En las universidades no se promueve el pensamiento. Debes rendir una tesis y tu texto debe exponer o dictar las opiniones de Foucault o de Derrida, los que están de moda. ¿Quién se preocupa por discutir la sociedad tratando de examinarla por cuenta propia?

El fin de la filosofía no tiene nada que ver con lo que dijo el alemán pro nazi que se enamoró de Hannah Arendt. El fin puede llegar por el efecto negativo de las redes sociales. Las personas cada vez menos se toman el trabajo de evaluar sus acciones y el entorno, la situación del gobierno o de las guerras. Nadie se detiene a pensar.

La filosofía corre el riesgo de dejar de existir. ¿Y qué pasará cuando no exista la filosofía? ¿Qué haremos?

La filosofía no se sostendrá por la voluntad de unos pocos. Si solo hay tradición, si solo hay universidad, si solo hay redes sociales, entonces desaparecerá.

Llamo a construir una internacional de filósofos. Debemos crear, de forma urgente, una imprescindible sociedad de escépticos.


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