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Santiago Vaquera-Vásquez

Santiago Vaquera-Vásquez: mi patria es la frontera entre México y Estados Unidos

NEW YORK – La primera vez que cruzó una frontera lo hizo al resguardo del vientre materno. Quizás le llegó el eco de los miedos, sueños, esperanzas, de la madre, quizás sintió que su nacimiento iba a coincidir con un cambio profundo en la vida de sus padres, quizás percibió que ese primer viaje iba a marcar para siempre su existencia y lo iba a convertir en una persona distinta, alguien quien, como él mismo comenta con una amplia sonrisa: “nació en California pero fue concebido en México”. Lo cierto es que Santiago Vaquera-Vásquez, escritor, ensayista, docente, nunca pudo alejarse mucho de la frontera.

Ese primer viaje que lo llevó de un país a otro, aun antes de nacer, marcó su destino y lo transformó en un mexicano-americano, un chicano, una de esas personas en la cual habitan dos nacionalidades, dos culturas y dos lenguas.

Eso de cruzar la frontera siempre ha sido parte de mi identidad y todo mi proceso de identificación se desarrolló a través de mi relación con el idioma. El español fue la lengua con la cual empecé a hablar, la de mi primera niñez y el inglés la que aprendí en el colegio. El cruce de ambas me transformaron en un mexicano americano”.

Al llegar a la universidad, a los 18 años, edad de los grandes ideales, Santiago empieza a percibir el escozor de las injusticias, de los racismos y se vuelve “chicano”.

Me politicé, participé en grupos estudiantiles con temas chicanos y al final, cuando concluí el doctorado, muchos años más tarde, terminé aceptando mi identidad mutante. Ahora siempre digo que soy un pocho”.

Ríe al percibir nuestra muda interrogación y explica:

“Pocho es un término despectivo que usan los mexicanos cuando se refieren a los mexicanos-americanos, personas quienes, según ellos, han perdido sus raíces y no hablan bien el español. Los chicanos de mi generación, la de los años sesenta, retomamos y nos apropiamos de esa palabra. Decimos, sí, somos pochos, ¿y qué?”

 

Santiago Vaquera-Vásquez 1

 

¿Significa eso que el racismo no solamente existe de esta parte de la frontera sino también del otro lado?

Sí. Es el problema que vivimos las personas bífidas, divididas entre dos naciones sin saber bien a cuál de las dos pertenecemos realmente. Tenía 21 años cuando me fui a vivir a Ciudad de México y una noche estaba con unos amigos en el metro hablando medio inglés y medio español. Vi que un hombre nos lanzaba miradas muy despectivas. Al preguntarle la razón de su rabia nos contestó tajante: “Odio a los chicanos”.

 

Vaquera-Vásquez revive ese recuerdo con amargura y confiesa que en ese momento entendió que los mexicanos-americanos, los “border-crosser” dice, salpicando de inglés su español, tienen que enfrentar ese menosprecio, ese sentido de no pertenencia a ningún país en particular. Y sin embargo afirma con la certeza de las convicciones arraigadas:

 

“Si me pidieran donde quisiera ser colocado, yo diría en el medio, en la frontera entre México y Estados Unidos. Allí es donde quiero estar, allí es donde pertenezco”.

 

Cuando le preguntamos por el odio que también invade este lado de la frontera y que tiene en Trump su candidato nos contesta:

La realidad es que ese odio siempre ha existido. Trump es simplemente el último de una larga serie de gente que ha abusado del otro para llevar adelante sus propios deseos. Y no sé si Trump sea el más peligroso. Personalmente creo que más peligroso era Ted Cruz quien, aun siendo latino, tiene sus ideas arraigadas en una ideología. En Trump es solo narcisismo. Utiliza un discurso que ha existido siempre, desde antes de la construcción del muro que separa la frontera con México. Es triste decirlo pero es un mal que siempre ha existido en este país, es lo que piensa la parte que nunca ha podido lidiar con el hecho de que haya una población otra.

 

Sin embargo hay que admitir que, si bien convivir con dos nacionalidades no sea fácil, también es muy enriquecedor. ¿Hasta qué punto sientes que te ha nutrido esa duplicidad?

Quien como yo fue engendrado en un país y nació en otro, sabe que esa línea fronteriza es algo que le pertenece de manera imprescindible. Cuando empecé a cursar estudios de doctorado ahondé en la cuestión de las identidades. Quería entender de qué manera una comunidad que se encuentra entre fronteras puede construir una identidad propia. Es difícil porque siempre hay una tensión entre las dos culturas a las que perteneces y siempre hay quien te dice lo que deberías ser, pero yo creo que hay una cultura, una experiencia que es “inter” y que tenemos que aceptarlo. El spanglish es una marca de identidad que también debemos reconocer como propia. Hay que entender que nuestras experiencias van a ser inevitablemente múltiples y diversas.

 

Santiago Vaquera-Vásquez es un escritor y muchos de sus libros recogen historias de chicanos y cuentan el mundo de los chicanos.

 

¿Hasta qué punto crees que puede ser importante y necesario el aporte de la literatura al fin de dar a conocer una realidad y contribuir en la creación de una identidad propia?

Para mi lo más importante es contar historias, contar nuestras historias. Muchas comunidades étnicas viven con la marca de una historia que no escribieron ellas. Son víctimas de una narrativa impuesta. Es lo que ocurre a los mexicanos quienes viven en Estados Unidos y es la razón por la cual puede existir un candidato político que nos define a todos como violadores y criminales. Creo que es muy importante, para contrarrestar esas narrativas que no nos pertenecen, construir la nuestra con historias propias. De allí la importancia de la literatura, del arte. Es lo que he tratado de hacer con muchos de mis escritos.

 

En sus textos los escritores chicanos dibujan confines más simbólicos que geográficos. ¿Hasta qué punto tu también te dejas llevar por el simbolismo a pesar de tener que enfrentar una realidad tan fuerte?

La generación de chicanos que empezaron a publicar en los años 60-70 sentían la necesidad de construir una comunidad y sabían que eso no solamente se logra escribiendo y leyendo historias sino también a través del folclor y del simbolismo. Hay toda una generación de escritores muy importantes como Rudolfo Anaya, Miguel Méndez o Luis Valdéz en el teatro, quienes retoman esas historias simbólicas, folclóricas, para entender nuestro lugar en el mundo, y en este país en particular. Quieren descubrir cuál es nuestro espacio. Creo que a nuestra generación y a las que siguen, nos toca profundizar ulteriormente, tratar de dar respuestas a la pregunta que desde siempre nos ponemos: ¿Quiénes somos, de qué manera nos proyectamos, cómo podemos imaginarnos como comunidad dentro de los Estados Unidos? Los de mi generación nos nutrimos del movimiento chicano pero también de la cultura popular, del punk, de los comics, de la música. Entonces la pregunta se transforma y ya no se trata solamente de saber quienes somos sino quién soy yo para ser parte de esa identidad mexicano-americana o, en términos más amplios, latina en Estados Unidos.

 

Más complicado todavía se vuelve ese ejercicio de construcción de una identidad si pensamos en la diversidad de las personas quienes se movilizan de todas las zonas de México. Muchos son indígenas quienes no hablan el español sino solamente sus idiomas.

Las oleadas de inmigrantes provenientes del sur de México son bastante recientes, de los últimos 20 años. Cuando yo era joven venían casi todos del norte y del centro. Ahora estamos asistiendo a un fenómeno muy interesante y es que podemos encontrar en cualquier lugar, por ejemplo en una ciudad como Nueva York, espacios donde venden comida poblana o donde viven comunidades mixtecas. Parte de la belleza de ese cruce de fronteras es ver como esas comunidades empiezan a reimaginarse y a recontextualizarse.

 

¿Cuáles son los cambios más significativos que han caracterizado a los chicanos?

Creo que ha sido el tomar consciencia de una cultura en la cual tienen una gran influencia los comics, el punk y la música. Pienso en escritores y directores jóvenes como por ejemplo el director de cine Jim Mendiola, quien ha realizado una película muy punk rock pero también muy tejana. Es la manera de recontextualizar el ser mexicano-americano. También lo vemos en los performances de Culture Clash y en los comics y las viñetas de Lalo Alcaraz. Ellos siguen con el constante cuestionamiento de las narrativas impuestas sobre la comunidad mexicana y lo hacen con un humor muy sarcástico y mucha ironía. También estamos viendo como entablar relaciones con otras comunidades latinas. Crecen las mezclas entre nosotros, hay niños que nacen aquí de padres mexicanos y dominicanos, colombianos y cubanos, etc. Son mezclas muy bellas, muy interesantes, que nos obligan a replantearnos el ser latino en Estados Unidos.

 

La frontera entre México y Estados Unidos es un territorio sembrado de violencia, y muchas veces dominado por el narcotráfico. ¿Hasta qué punto esa realidad influye sobre personas como tu tan profundamente relacionadas con la frontera?

LostyfoundMi relación con la frontera es distinta ya que he transcurrido toda mi vida con ella. Creo que la frontera responde a diferentes tipos de narrativa. Si queremos ver que es narcotráfico, rituales satánicos, como se decía hace unos 15 años, será eso lo que veremos. La frontera puede ser puente, límite, cruce, narco, violencia. Es importante entender que no hay una sola frontera y que si es verdad que existe la violencia, y eso es muy triste, también es verdad que existen el arte y la cultura. El peligro es querer encasillar la frontera en una sola imagen. Eso significaría caer en una trampa que reduce un lugar a una sola cosa y nos hace olvidar todo lo demás.

 

Santiago Vaquero-Vásquez en Nueva York presentará el libro En el Lost ‘n’ Found publicado por la Editorial Suburbano.

 

El libro reúne una serie de cuentos. Algunos fueron publicados en un libro anterior, un ebook de la misma editorial Suburbano que se titula Luego el silencio. Hace unos meses mi editor Pedro Medina León me preguntó si quería publicarlo impreso y la idea me pareció atractiva pero pedí que me permitiera revisarlo. Empecé a armar el nuevo libro con algunos de los textos de Luego el silencio pero le añadí otros y al final me di cuenta que tenía un libro nuevo, con mucho parentesco con el original pero distinto. Así decidí titularlo En el Lost ‘n’ Found.

 

Otros de tus libros también reúnen historias de chicanos.

Sí, este es parte de una colección de historias que he venido contando desde una comunidad del norte de California. Son vidas chicanas pero no se limita a las de los trabajadores quienes viven en los campos o en centros suburbanos. Quise contrarrestar esa narrativa que luego genera distorsiones como la que nos describe como violadores y violentos. Quise mostrar que entre los chicanos también hay docentes, escritores, médicos, hombres de negocio, artistas. Creo importante poner en evidencia esa otra cara.

 

¿Cuando escribes prefieres hacerlo en español o en inglés?

Escribo en español, siempre escribí en español aunque el año pasado publiqué mi primer libro en inglés. En realidad traduje un libro que había escrito en español y fue un ejercicio importante porque hasta ese momento siempre había pensado que mi vida académica y racional se desarrollaba en inglés mientras que la creativa lo hacía en español. Escribir narrativa en inglés ha significado modificar un chip dentro de mi y fue interesante.

 

¿Y, ahora que has cambiado ese chip vas a seguir escribiendo en inglés?

Es lo mismo que me preguntó un amigo. Sé que ese es el sueño de muchos pero yo quiero seguir escribiendo en español. Hay una tradición que se había perdido y yo quiero hacer el esfuerzo de revivirla, de demostrar que hay una vida en spanglish que debemos cuidar y transmitir.

 

Profundamente arraigado a sus raíces doble, Santiago Vaquera-Vásquez con su entusiasmo y determinación es un defensor indómito de una identidad que compartimos todos los que cruzamos fronteras para llegar a otro país. Construir una nueva narrativa que refleje la realidad en todas sus facetas puede ser el único antídoto eficaz para combatir el veneno del odio. Y es algo que solamente pueden hacer sus protagonistas, quienes nacieron en una frontera o en un océano, quienes salieron con un sueño y han tenido que construir una realidad.

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