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Paola Maita
Photo Credits: Laura Cahnspeyer ©

El Salto Ángel en bicicleta

La primera vez que escuché “El Niágara en bicicleta” tenía 11 años, sonó en un radio prestado y en un cuarto que no era el mío. Tenía una vaga idea del contenido social de la canción porque la crisis sanitaria no me era ajena. Crecí en un entorno rodeada de médicos. La falta de insumos y otras pericias hospitalaria eran cualquier comentario entre comidas. Más allá de eso, me quedó claro que el hombre de la canción estaba sufriendo y pasándola mal, sin oportunidad de sentirse mejor.

A mis 29 años, en Venezuela, en medio de algo que es una mezcla entre una guerra civil y el inicio de una férrea dictadura, con el fraude electoral más astronómico que ha visto nuestra historia, pienso que “pasar el Niágara en bicicleta” suena como un lindo paseo de domingo. Esto que estamos pasando los venezolanos tiene que ser el equivalente a caerse en meteorito, agarrar una bicicleta en el aire y pasar el Salto Ángel.

La Constituyente va. No, no puede ser. ¿Mañana vamos a trabajar? No sé, hay trancazo. ¿Pero será que trancan cerca de la oficina? Bueno, pero seguramente cierran aquí en la salida a la autopista. Vamos a ver una película. (Dos horas sin pensar). Ja, ja, ja… Qué buena estuvo. ¿Qué estará pasando? (Abre Twitter). Mierda, otro muerto más. Coño, es en Mérida, voy a llamar a mi tía. Es verdad… Es un chamito, no tenía ni 20 años. Hay paro de 48 horas esta semana. ¿Cuánto me irán a pagar este mes? Casi no hemos podido trabajar. ¿Será que el dólar llega a 10? (Ve una foto en su teléfono) ¡Eso es al frente de la casa de mi mamá! (Llama a su mamá) ¡Mamá! ¡No vayas a salir por favor! ¡Ten cuidado! (Se queda con la angustia en la garganta) Vamos a ver esta serie. Tratemos de no pensar… (Se despierta) Otra pesadilla más. ¿Ya es domingo? No, es viernes. Tengo tres días sin salir, ya ni sé qué día es. ¿Qué irá a pasar el domingo? No creo que puedan hacer un fraude tan enorme, no se atreverían. Ya va, ¿Aún creo que estos desgraciados tienen límite? ¡Cuidado! ¡Chamito, ahí viene la guardia! ¡Bomba! ¡Corre! (Tose y estornuda). Mierda, esa estuvo cerca. ¿Estás bien? Vámonos a la casa. ¿Ya es domingo? Ahora sí. Epa, las calles están vacías. En esa cola lo que hay son cuatro pelagatos. Bueno, tenemos que esperar a ver qué dice el CNE. ¡Maldita Tibisay! ¡Ocho millones! ¡El (groserías intranscribibles)! No puede ser que se hayan atrevido a tanto? ¿Y ahora qué hacemos?

¿Y ahora qué hacemos? Esa es la gran pregunta en la cabeza de todos. ¿Habrá alguna forma de bajarse de esta bicicleta? ¿Será que aterrizaremos como en ET? Y cuando aterricemos, ¿Será que habrá suero, alcohol e insumos para arreglarnos el alma o seguirán habiendo pastillas que cambian de color?


Photo Credits: Laura Cahnspeyer ©

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