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Rodolfo Kusch
Photo by: Psijic Void ©

Rodolfo Kusch, el águila y la serpiente 

Gunther Rodolfo Kusch, filósofo y antropólogo argentino (1922 -1979), autor de América Profunda (1962) y Geocultura del hombre americano (1976), entre otras obras, quizá no tuvo el suficiente reconocimiento en su tierra, pero sí en otros países latinoamericanos. Kusch, de padres alemanes, se había formado en la Universidad de Buenos Aires, bajo el influjo de grandes pensadores europeos como Martin Heidegger, de quienes aprendió un método, una disciplina, una forma de mirada hermenéutica que dejaba de lado los prejuicios para acercarse a la cosa desnuda tal como era. Pero Kusch, que nunca renegó de sus maestros, se sentía profundamente latinoamericano y buscó indagar en eso otro americano que lo inquietaba, desde una mirada fuera de los cánones de lo occidental, de lo europeo. Había que crear un nuevo lenguaje más allá de las categorías impuestas por la conquista, de lo colonial que priva al otro de su alteridad, un lenguaje de este lado de América donde lo otro se expresa en la selva exuberante, en los pueblos andinos, en las llanuras, el pensamiento de lo otro americano.

El golpe de Estado del 76´ en Argentina llevó a Kusch vivir en Maimará, junto a su familia, a 80 km de San Salvador de Jujuy, en el norte argentino, entre las montañas y bajo un cielo azul oscuro, lejos de ese orden civilizado que representa la ciudad. Maimará era lo otro, era cruzar al otro lado, cruzar el límite. Allí instaló su biblioteca, allí escribiría con su antigua remington, allí pensó que eso otro que buscaba era algo más profundo y originario, una verdad anterior a la civilización, una verdad más antigua a toda construcción racional del hombre que se dice civilizado, el hombre del progreso y la urbe.

Kusch no solo quería escribir sobre lo otro como objeto de algo que se investiga, sino que se encontró él mismo identificado con eso, sintió empatía por la cultura americana más profunda del aborigen, por el vestigio arqueológico, el misterio de un pensamiento atávico que yacía por debajo de lo pretendidamente civilizado, occidental y cristiano. Ese pensamiento donde el caos y el orden del universo estaban en equilibrio, donde el hombre era poca cosa ante las fuerzas naturales, ante el miedo a la ira del dios que se descargaba sobre su frágil existencia en forma de sequía e inundación. Miedo que conjuraba por la magia y la vida en comunidad. Entonces el río ya no se saldría del cauce y el fruto surgiría de la tierra. Pero en la ciudad del hombre occidental, la magia es reemplazada por la técnica, por la religión cristiana, por el mercado.

El hombre de la ciudad vive en la falsa seguridad de lo civilizado, lejos de la selva, de la naturaleza, en un mundo ordenado, lleno de objetos que reemplazaron la antigua magia, el conjuro de la ira del dios.

Rodolfo Kusch muere en el 79′, sus restos yacen en lo alto de Maimará donde se erigió su tumba con forma de túmulo incaico, desde allí se divisa el poblado entre las montañas, ahora pertenece a ese orden anhelado, del otro lado donde reina el dios que es a la vez águila y serpiente.

En este poema-homenaje intento acercarme a su pensamiento y vida:

Rodolfo Kusch, autorretrato.

En las calles de Cuzco vi un indio mugriento, chicos descalzos,
y me retraje como buen hombre pulcro y occidental,
lo otro hiede o más bien hiede el temor,

Fue en vano el intento de refugiarme en una iglesia,
ellos esperaban afuera, la india en la puerta,
el anciano curtido por el sol,
esperan desde siempre,
incómodo vuelvo a las calles, el cuello de mi camisa ya no está limpio,
soy uno de ellos también,
he vivido en la ficción de ser europeo, de ser cristiano,
refugiado en mi sillón burgués, junto a mis cosas de burgués.

Ellos lo saben, la india, el anciano, el mendigo, el chico sucio,
por debajo de la ciudad de mentira,
corren ríos subterráneos, y más allá
la selva acecha, acecha el hambre y el buitre,
la sequía y la lluvia,
el dios que es a la vez la serpiente y el águila.


Photo by: Psijic Void ©

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