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willy wong
Photo by: Alexandru Paraschiv ©

Resuelve con ellos, resuelve conmigo

Me dijiste retrógrada ya que no comulgué con tu planteamiento de alternativa vida familiar. Me gritaste cómplice cuando apelé contra el asesinato de un invidente lleno de debilidad, de un engendrado a pretender descuartizar. Me abrumaste con discursos públicos que ganaron tus favores y enterraron mis clamores. Me señalaste como absurdo al sustentar mi defensa en lo mítico y lo milenario, en lo humano y no en lo estepario. Pese a todo ello, sigo aquí, escuchando tus activismos y elevando mi opinión con el ánimo del consenso, liberado de sensaciones y de desquiciadores gestos densos. Aún con tus excesos no me aparto de ti. Me mantengo firme frente a tu deliberación, a tu exasperación. Estoy a tu lado en los cuatro costados tratando de resguardarte, humilde y profundamente, como si fueras arte. Porque aunque te cueste e intrigue analizarlo, una terca esperanza se escabulle por mis venas y me señala con ahínco que detrás de tu lanza progresista, así como en los trasfondos de las obras de Dalí, se arrincona un dolor explicativo y sexista. Poco tiempo conozco tus espíritus y tus pasados, empero es largo el entendimiento que voy procesando al aproximarme a tu disconformidad, a tu ausencia de calma y equidad. Las tormentas primitivas suelen predecir las florecientes agresividades, más aún cuando levantaron polvo en la infancia y en las hogareñas festividades. Por cada trauma adormitado se crea un Frankenstein que de la moral cree haberse adueñado. Sin embargo, no todo está consumado. Todavía sobrevivimos aquellos que contamos historias carentes de mimos. Aún dispones de corajudos dispuestos a liberarte del pecho que te ahoga, de mostrarte un escudo que no sofoca. Resuelve con ellos, resuelve conmigo. Reemplaza la coraza unidireccional y del resentimiento, por la apertura a lo natural y al entendimiento. Nunca en el milenio se tuvo mejor debate, que aquel que ganó por recíproca tolerancia y no por activistas en abundancia.


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