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Regreso a Ítaca, en la Nave de los Necios

Como la representación más genuina del realismo mágico, hay un pueblo en el noroeste colombiano, específicamente en el departamento de Antioquia, llamado El Peñol. Dicha rúbrica se da a raíz de que, hace exactamente 40 años, fue inundada su cabecera municipal para dar paso a una hidroeléctrica, y sus habitantes, a la sazón de una escena macondiana o del Génesis, debieron someter sus costumbres a una ignominiosa masacre de identidad, que se vio devastada aunque resurrecta en un terreno cercano investido de laderas.

Puede decirse el nuevo pueblo renació en un nuevo diseño territorial modular y sin plaza central, en una suerte de dispersión cívica, que parece más un trazado fragmentado que una verdadera recreación de lo que el pueblo siempre fue. En vista de este panorama, merece la pena preguntarse ¿cómo construir o reconstruir la resquebrajada identidad?

Ante este interrogante, hubo un grupo cultural, entre otros que serán mencionados en su momento con la atención que merecen, que fue fundado en aquella magia de lo simple de la que siempre hablo. Un grupo de mechudos y bohemios universitarios zarparon en la Nave de los Necios hacia un puerto dónde empalmar los principios que naufragaron en el antiguo pueblo y la necesidad de forjar unos nuevos, a partir de distintas reinterpretaciones de mundo.

Desde hace un par de años decidí trabajar desde plataformas literarias extranjeras por este pueblo en que viví los fulgentes años de mi niñez, y me honra mencionar que la literatura no ha dejado de ser un estandarte que debe levantarse, pues El Peñol, en cuyas montañas se tiene una porción significativa de las raíces de la célebre poeta Agripina Montes del Valle, inquiere, con la prioridad que una sociedad de reivindaciones exige, que se relea el sentido de ser peñolense, desde la mirada de sus poetas, narradores, actores y demás artistas, quienes ofrendan sus creaciones a la memoria del Fénix de Antioquia.

El ineludible Jorge Luis Borges menciona que: “Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es”, y los quiméricos tripulantes de la Nave de los Necios son el testimonio fidedigno de que hay algo más allá de la política del cemento, de que la juventud es la llamada a replantear los paradigmas, con el más versátil y humano de los vehículos, el arte.

Este es un proyecto al que me atrevo a darle un relieve que, por muy grande que pretenda ser, jamás será suficiente, máxime cuando El Peñol ha heredado los sistemáticos latigazos de una guerra voraz… como todas. Esta Nave, que cuenta con una nueva edición de su revista, luego de que no pudo levantar las velas en los últimos meses, intenta retar al destino impuesto por Poseidón, un poco con sabor criollo, y espero, como reflejaría Kavafis, regresar a mi querida Ítaca en este barco y qué honor lograrlo con ellos, aunque sea, por lo pronto, a través de las letras.

Por esto y mucho más, que por ahora cobijo en el platónico encanto de lo inefable, invitamos a los miembros de Viceversa Magazine y a las comunidades de escritores de todo el mundo a que compartan sus obras para la edición conmemorativa por los cuarenta años del éxodo. La Nave de los Necios, con el apoyo de la Alcaldía Municipal y Mincultura, recibe los trabajos literarios hasta el 11 de abril del presente año, a través de la dirección [email protected], a la que podrán solicitar mayor información.

Que sea esta una forma de levantar el puente de hermandad entre los pueblos, a través del remanente nexo de la literatura y, ¿por qué no?, que sea un tiquete para visitar esta tierra de gente solidaria que estará dispuesta a brindar el verdadero mejor café del mundo.

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