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Rasgado

26 de noviembre 2001

anulación de los límites entre tiempo y espacio
cuando el horizonte se une al cielo en la
indeterminación del gris y no es posible ver la
línea que separa esta redondez sin gravedad
porque al desaparecer la distancia se elimina la
idea del espacio y el punto de vista; una
fascinación por el despliegue de neuronas que
borronea los contornos, el alisado de los bordes,
el clamor por lo que no instigue ya más el lugar
insuficiente del como pulverizado, para salir de
una vez por todas del dominio de las líneas y
entrar en la mirada liminal del espacio sin objetos,
ni días, ni distancias ¿es la muerte esa
desintegración de la distancia?

 

23 de septiembre 2001

parece que celeste es el color, no de remendar
sino de recomponer la estructura celular rasgada,
como si en el cielo se hubiese abierto una grieta
inmensa y la única reparación posible viniera del
mismo color, en su forma de deshacerse y
adherirse nuevamente, como si dos corrientes de
agua se juntaran en el punto de quiebre de un
cielo que a sí mismo se corrige en su propia
emanación de oxígeno e hidrógeno, figura intensa
que el día apacigua en la memoria y diluye en el
plateado esos cuerpos flotando hacia el misterio,
aquella mañana sin dioses gobernando los
designios sino manos que resuelven desde lejos la
estrategia de la muerte; vacilo entre el silencio y la
palabra, vacilo entre la imagen y el asombro,
vacilo en un presente que sólo en lo inefable me
contiene, ya no puedo describir lo real, lo real es
sobredicho en el intento.

 

29 de marzo 2002

como si recién ahora pudiera volver a ver la
dimensión del pánico y la determinación
suspendida entre la incredulidad y la constancia,
con la conciencia en las ventanillas de que esto es
real, que la pesadilla se sucede adentro, en la
detonación de tantas vidas que no debieran
perderse, en la combustión de tantos ojos que
huyen despavoridos ante la inutilidad de la corrida
hacia la trampa, hacia la puerta que no da acceso
sino a la ventana, único medio de huir del
derrumbe inesperado del piso que se deshace ante
los pies ¿dónde dios creer en un auxilio? ¿quién
merece este desgarro? ¿cómo sucumbir? ¿rendirse
ante qué? ni una migaja de odio debe salir de mis
células; compadecer, sí; olvidar ¿cómo?

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