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Queríamos tanto a Woody

Ayer fui a ver Irrational Man, la última película de Woody Allen. Sigo yendo a ver sus películas. Todas. Sigo esperando volver a ver Radio DaysCrímenes y pecados, Zelig, Hanna y sus hermanas. Insisto en buscar al director que amábamos y admirábamos. Al que envidiábamos su libertad, su desparpajo, su manejo del humor. Y sus musas: Diane Keaton, Mia Farrow, Scarlet Johanson, Emma Stone.

El hombre irracional (¿por qué no amoral?) es su película número 46, a razón de una por año. En una entrevista reciente Allen explicó por enésima vez su sistema de trabajo. Sus presupuestos no son muy elevados, y el retorno está garantizado. No muestra sus guiones, y los productores sólo ven las películas cuando están terminadas. Y no puede parar. Imagino que siente terror a envejecer, a la inevitable decadencia. Eso que llaman horror vacui.

De un tiempo a esta parte, y hace ya unos cuantos años, Woody Allen repite el mismo esquema, y sus películas son variantes de una peripecia semejante. Presentación de personajes, nuevas relaciones, construcción del conflicto, final inesperado o sorpresivo. Como si el género fuera el policial, sólo que sin policías ni detectives ni juicios ni condenas. Y en más de una ocasión, me ha parecido que los desenlaces resultan precipitados, débilmente construidos, incongruentes con el cuidado con que construyó los personajes. Como si a último momento quisiera salir de cualquier manera del embrollo que se tomó el trabajo de armar.

Cuando salí del cine me vino a la mente la imagen de un motorman de tren subterráneo, que durante toda su vida no hace más que repetir un mismo itinerario. Arrancar, detenerse en la próxima estación, abrir las puertas, esperar que bajen y suban los pasajeros, cerrar las puertas, volver a arrancar. Los bailarines y los deportistas tienen carreras acotadas por las limitaciones físicas impuestas por la edad. Su retiro se torna indiscutible, es una regla del juego. Allen ha declarado que seguirá mientras su mente siga funcionando aceptablemente. ¿Es justo esperar que se retire? Seguramente no. Y ojo, Irrational Man, o Blue Jasmine, no son malas películas, ni mucho menos. Pero lo habíamos amado tanto…

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