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Mario Blanco
Photo Credits: Daniel Barrientos ©

Quebec. La Cabaña del Azúcar

Quebec es la provincia territorialmente más grande de Canadá, con una superficie de 1 356 625,27 km2, el doble de Francia. Quebec, cuya capital es la Ciudad de Quebec, y su urbe más poblada Montreal, tiene como  idioma oficial  el francés seguido del inglés. Situada al centro-este del país, entre Ontario y las provincias del Atlántico,  comparte una porción  de su frontera con los Estados Unidos. El río San Lorenzo que la atraviesa, sirve de conexión entre los Grandes Lagos y el océano Atlántico.

¿Y qué cosa puede ser la dulce savia del Arce? Los cubanos provenimos del país que en sus mejores momentos fue el mayor exportador de azúcar, así que mencionarnos ese producto  tan apetecido por chicos y grandes, es como supuestamente hablarnos de algo tan conocido y trivial. Pero no amigos, esta historia es algo totalmente inusual para nosotros, es dulce pero no nos toca, como dicen a menudo los niños.

El Erable en francés, Maple en inglés y Arce en español, es un árbol oriundo de la América del Norte y que amen de la belleza de sus hojas y figura, produce una savia que ya era explotada por los amerindios antes de la llegada de los europeos a estas tierras. Los indios entonces calaban su tronco en forma de V a la llegada de la primavera, más bien entre el final de Marzo y el mes de Abril, aprovechando los días cálidos y las noches aun algo heladas, para obtener esa rica savia que emana del árbol, de un color transparente y algo dulce. Luego por diversos métodos  la convertían en el sirope deseado, y que desde hace años tiene demanda mundial, siendo la zona de Quebec en Canadá la que aporta cerca  del 75 % de este producto mundialmente. Los indios antes congelaban la savia y luego le extraían el hielo, repitiéndolo así durante varias noches hasta obtener el producto deseado. Otro método era sumergir piedras calientes en el recipiente con la savia; esta se espesaba por evaporación dando un líquido de un color oro más intenso. Se necesitan unos 30 litros de savia para obtener un litro de sirope. Por otra parte un árbol puede dar entre 60 y 160 litros de savia durante una estación, dependiendo de las condiciones climáticas. Esto aporta una idea de cuánto esfuerzo y recursos conlleva obtener un litro de este preciado líquido, que si bien antes su recolección era un tanto folclórica, hoy en día se ha impuesto como un producto comercial reconocido internacionalmente.

¿Y qué es la Cabaña del Azúcar? Pues una tradición antigua en esta provincia.  Se denomina así al establecimiento rústico donde se procesa la savia para obtener el preciado sirope, y donde se emplaza una especie de restaurant campestre bajo techo, con largas mesas de madera y decoración antigua  para degustar todos los platillos tradicionales de la antigua cocina quebequense, heredada en este caso de los autóctonos amerindios, que utilizan este preciado líquido para: sopa de chícharos, tocino entreverado, jamón al sirope, revoltillo de huevos, crepe, bombones, melado sobre la nieve y otros. Generalmente todas las familias se reúnen en estas instalaciones al menos una vez por año, para festejar el inicio de la primavera. Se escucha música tradicional, en algunos lugares hay espectáculos para los niños, y paseos a caballo. No faltan las leyendas relacionadas con esta tradición, una de ellas proveniente de la cultura amerindia, es la de Nokomis (la tierra), una heroína india que fue la primera en horadar los agujeros en los troncos de los Arces. Otra nos llega de los colonos franceses católicos y dice que todo colector de azúcar que trabaje el viernes santo, en vez de savia, recibirá sangre de los árboles.

El pasado ocho de abril asistí con parte de mi familia a esta singular actividad, aspecto que tenía como deuda, pues solo al cabo ya casi de veinte años en Canadá, es que participo de esta tradición. Mis hijos por sus escuelas habían estado presentes en las mismas. Realmente fue una excursión maravillosa, donde pude una vez más palpar la idiosincrasia del habitante de Quebec, tan genuina y singular.

Hoy aprecio más que nunca los dos arces que tenemos en nuestro jardín, y al observarlos, la imaginación vuela siglos atrás y veo a los amerindios extrayendo rústicamente esa savia, que me recuerda el jugo de nuestra caña, el famoso guarapo que tantas veces degusté en nuestra añorada Cuba.


Photo Credits: Daniel Barrientos ©

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