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Sergio Marentes
Photo Credits: Micah Baldwin ©

Qué pasaría si

Si ahora mismo inventara una noticia, cualquiera que esta fuese, me pregunto si quien me lee la creería de inmediato o tendría que recurrir a sus conocimientos básicos de supervivencia para adentrarse en la selva inhóspita que es Internet e intentar comprobarla. Suele sucederme que cuando soy yo el que la halla, sea en un portal científico, en algún periódico centenario o en un simple tuit, lo primero que hago es, lanza en ristre, irme en busca de su origen, de su creador o de su imaginador. Esto lo cuento porque acaba de sucederme. Leí que ahora los cromosomas de un individuo pueden ser diseñados, uno a uno, a través de un software con el que se esbozan, además, personajes para las películas animadas que tanto nos agradan y por las que pagamos una fortuna para que nuestros hijos no nos enloquezcan con sus súplicas. Basta con un entrenamiento previo para que cualquier persona con un conocimiento básico sobre las tres dimensiones —largo, ancho, alto—, comience a crear los cromosomas del que será, se supone, su hijo. Es algo así como jugar a la suerte de ser dios. O como si a lanzar los dados fuera la Academia de la que brotan los demás inventos y descubrimientos años después. En resumen, cualquiera puede, y podrá en unos años si todo sale como lo espera la ciencia, diseñar el ADN y todo lo que esto conlleve antes de decidir tener un descendiente. Será, palabras más, palabras menos, como personalizar un automóvil desde la fábrica para que, ese día anhelado en el que agarras el volante para apretar el acelerador, no sientas ni desilusión ni miedo sino confianza y puedas creer que nada, de ahí en adelante, puede salir mal.

Ahora, luego de haber ido hasta el fondo de algo, lo que me pregunto es si lo que vieron mis ojos era real o, si por el contrario tendré que ir hasta más y más atrás para terminar comprobando que hasta el ser humano es una invención de la humanidad que, sin opción, nos creímos desde lo más profundo de nuestra genética. Eso tendré que dejárselo a los futuros lectores, porque hasta aquí llego yo, hasta el punto final, como todos los lectores que no pueden ir más allá porque tienen cosas que hacer.


Photo Credits: Micah Baldwin ©

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