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Juan Eduardo Fernandez

Que broma tan seria

Mi relación con el humor viene desde niño y ha sido algo extraña e incluso peligrosa. Una vez, cuando tenía 6 años casi me mutilé un dedo con una silla de playa actuando un chiste de Condorito. El resultado de mi acto: Una grave cortada en el dedo anular de la mano derecha, al que hoy mis hijos llaman “el dedo extraño”. Ese día descubrí que la comedia es cosa seria y a veces puede ser peligrosa.

Ese mismo año, y luego de varias visitas al Hospital Vargas de Caracas, entré a primer grado en el Instituto Técnico Jesús Obrero de Catia y, por mi contextura de gordito y enano tuve algunos problemas pues, como se dice hoy, me hicieron bastante bullying. Hasta que un día, no recuerdo exactamente cuándo, le conté un chiste a mis agresores convirtiéndome entonces en una especie de bufón de mi salón y ganándome el cariño de mis compañeros (hasta de los que me pegaban); así descubrí la segunda lección vinculada a la comedia: El Humor salva… bueno a veces.

Recuerdo que en esa época me volví fan de la “Radio Rochela”, el programa cómico que tenía el don de mostrar los problemas del país de una forma graciosa, haciendo crítica desde el humor e incluso mostrando las posibles soluciones a estos problemas. Podría decir que me aprendí el nombre de presidentes y ministros no por los noticieros sino por ese programa. Nadie me lo ha dicho nunca, pero estoy seguro que más de un político veía aquel programa todo los Lunes para ver si tenía el honor de ser imitado por Pepeto, Cayito o Laureano (obviamente esto no lo admitirán nunca). De esa época traigo mi tercera lección que aplico algunas veces: Todo problema tiene una parte cómica y cuando la buscamos podemos atacar y resolver cualquier inconveniente (y si no, siempre podemos atacar al que ocasionó el problema).

Como han leído en los párrafos anteriores, sin duda el humor deja enseñanza, es peligroso, ayuda a resolver problemas (menos los de falda) y a veces hasta da miedo. Y no estoy hablando del miedo que le tienen aquellos quienes lo persiguen (al humor), sino el miedo que nos da a los comediantes… si, les cuento que ya soy comediante o por lo menos eso dice el certificado del taller que recientemente culminé.

Tengo años escribiendo humor, ustedes han sido testigos de algunas crónicas publicadas y por sus comentarios sé que les han dado risa; pero eso de pararse frente a las personas solo armado con un micrófono y tu rutina es otro nivel. Eso no da solo miedo sino bastante “culillo” (Nota para los lectores no venezolanos: Culillo significa miedo extremo y viene del latín terroris extremus).

Estoy esperando para presentarme y solo puedo decirles que estoy aterrado, aunque después de la presentación pueden pasar dos cosas:

Que me vaya bien y entonces les empiece a escribir a mis panas que viven fuera de Venezuela para que me busquen chance en cuanto Bar, tasca y tugurio hay para presentarme (con pago en moneda dura obviamente). O que no me vaya bien y me inscriba en un curso de magia o contabilidad en la Academia Americana de la Av. Universidad, ustedes saben para completar el sueldo.

Estén pendientes de sus correos, por allí les contaré.

Suyo de ustedes y con afecto: Juan E. Fernández “JUANETTE”.


Photo Credits: CleftClips

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