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Nicolás Copérnico
Photo Credits: Eric Wüstenhagen ©

Un privilegio haber conocido donde nació y murió Nicolás Copérnico

La admiración por los grandes seres humanos honra. Escribo seres para no hablar de géneros, ya que aunque conozcamos más nombres de hombres que han pasado a la historia, la cantidad de mujeres ilustres también es significativa. Me pregunto ¿qué influjo tendrá en nuestro carácter, formación o futuro el conocimiento de la vida de estos personajes dignos que han pasado por nuestra historia? Hoy quiero recordar la vida de uno de ellos que trascendió a la humanidad, y del cual tuve el privilegio de conocer el lugar donde nació y donde trabajó, alguien quien, al cabo de 70 años se despidió de este mundo, pero que, con sus estudios, nos permitió conocer un poquitín más el universo. Me refiero a Nicolás Copérnico.

Para un joven caribeño haber tenido la oportunidad del título, resulta como un gran regalo del Día de Reyes. Estudiando en la Politécnica de Gdansk, Polonia, se organizaban a menudo las “wyczeczki”, o sea las excursiones, a los lugares históricos de gran trascendencia. Así un día tocó el turno de ir a Frombork, lugar donde desarrolló su trabajo el ilustre matemático Nicolás Copérnico. Relatar el entorno geográfico de esa bella ciudad con su majestuosa catedral, es algo fácil de obtener vía Internet. Solo quiero especificar la sensación de respeto y admiración que tuve al observar la sala de trabajo de Nicolás Copérnico, los aparatos que utilizó en ese entonces para proclamar su famosa teoría heliocéntrica del mundo, o sea que el sol era el centro del universo y los planetas hasta ahora conocidos giraban a su alrededor de forma cíclica. Entonces aún no se conocía a Urano y Neptuno que también se rigen por igual ley. Ya en 1536 tenía finalizado su trabajo pero por razones personales ante la connotación de su descubrimiento, solo en 1543 y póstumamente, fue editado. Absorto en aquel lugar, sintiendo las vibraciones de su pasada presencia, me preguntaba sobre la capacidad y voluntad de aquel hombre en aquel tiempo, y me respondí que indudablemente existen seres superiores entre nosotros, capaces de realizar obras de gran magnitud. Sin embargo creo que todo es posible si una persona tiene claros los objetivos que desea lograr en la vida.

En 1997, cuando partí de Cuba queriendo llegar a Canadá a través de Polonia, tuve la posibilidad de visitar la casa donde este ilustre polonés nació en Torún, y nuevamente su figura me impregnó y complementó de la fuerza necesaria para continuar la difícil tarea que había decidido: garantizarle a mi familia su futuro en otras tierras comenzando de cero, pero con la voluntad plena de lograr el éxito.


Photo Credits: Eric Wüstenhagen ©

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