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Nunca dejaré de ser princesa de Disney

Hace poco, el portal Hello Giggles sacó un artículo de las películas de Disney que vendrían para el 2015, y no podía manejarme de la emoción. El 2015 es un año para no salir del cine y con mucha razón. Vienen explosiones maravillosas como Avengers 2: Age of Ultron y la nueva de Star Wars, se acaba The Hunger Games y todos vamos a llorar, pero vienen unas películas de Disney geniales. 

Ahora, lo que les quiero comentar no es sobre eso, aunque pudiera hablar bastante rato de lo bello que se ve Richard Madden como Prince Charming en el tráiler de “Cinderella”. Después de pasar una semana con mis primitas de 4 y 2 años respectivamente, me di cuenta que los gustos cambiarán siempre, pero las princesas de Disney son eternas en el tiempo. 

Uno de sus regalos de navidad eran unos Lego de la Cenicienta y de Ariel, que son las princesas favoritas de mis primitas. Obviamente esto fue una sensación de llegar todos los días a jugar con los Lego y llorar cuando los había que guardar. Blanca Nieves fue estrenada en 1937 y mi primita nacida en el 2012 cantaba “Heigh-Ho!” en las minas de la Catedral de Sal de Bogotá mientras yo silbaba “Whistle While You Work”. Walt Disney estaría demasiado orgulloso de nosotras.

Las princesas de Disney unieron a todas las mujeres de mi familia de una manera u otra. Una se cree Cenicienta o Rapunzel aunque se parezca más a Pocahontas o a Jazmín, la otra es Ariel o Merida, yo siempre fui/seré la Bella. Uno de los traumas de la infancia de una de mis mejores amigas era que no había princesas de pelo negro cuando éramos chiquitas, y cuando salió Pocahontas, su prima la obligó a ser Nakoma por tener el pelo corto. A mí me tocaba ser el príncipe. Crecer con primas y princesas de Disney que todas queríamos ser, fue difícil. 

Pero ahora… Anna Kendrick fue Cenicienta en Into The Woods, y Lily James se transformará de Lady Rose de Downton Abbey a una princesa de la vida real que tiene a Cate Blanchett de madrastra. Nosotras, niñas que crecimos con las princesas, ahora tenemos actrices de nuestras edades interpretando a las princesas que nosotras queríamos ser. 

Obviamente, para Disney es un negocio mantener la ilusión del príncipe azul y de las princesas que vencen cualquier obstáculo por el amor, para encontrarse a sí mismas, por defender a sus familias, y este artículo pudiera ser hasta cínico, diciéndole a Disney ¡qué ganas! que tengo estándares demasiado altos por culpa de tus películas y tus príncipes bellos que nunca se despeinan, pero le estaría haciendo una deshonra a Carlota de cinco años que vio La Bella y la Bestia en Broadway y casi se pone a llorar porque la Bestia se transformó en Príncipe ahí mismo, en frente de ella, en medio de una ráfaga de humo. Para ella las princesas de Disney siempre serán lo máximo y si tiene una hija también será lo máximo, y afortunadamente sus primitas son otras princesas porque como mi heredera estará destinada a ser la Bella. 

Vamos a ver cómo salen estas películas, pero el 2015 promete ser un año lleno de polvo de hadas y Hadas Madrinas como Helena Bonham Carter (Bellatrix la maligna ahora es Hada Madrina, amo el cine por cosas como ésta).

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