El viernes 27 de abril se organizó en Managua la marcha de las velas. Había que llevar banderas y una vela. Fue una marcha un poco bajo la inspiración de la fe y eso dio origen a este corto poema. Por la paz y la justicia en Nicaragua.
La voz del poeta
Mirar al cielo le daba, al viejo poeta,
lo que la tierra le negaba.
Aquella esperanza terca
no podía tener otra fuente que su fe ciega
en el canto cósmico.
Aquí abajo la pobreza aumentaba
y la tierra temblaba como si estuviera de parto
mientras el gobernante de turno
sacaba a sus policías a repartir palos, por todas partes.
Algunas veces dejaban a decenas
de jóvenes muertos.
Pese a todo, aquel viejo poeta seguía
terco en su esperanza contra toda esperanza;
por propia experiencia sabía
que el pobre tiene más fuerza por la fuerza de su necesidad
que el dictador de turno tenía sus días contados.
Ya había pasado antes
(justamente en el 79, si no le fallaba la memoria)
cuando los chavalos derrotaron
al dictador poderoso.
Era cosa de tener paciencia y seguir echando pa’lante
Ya llegaría el día
en que el sol volvería a brillar sobre su tierra.
Photo Credits: Guillaume Baviere ©