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Plaza Expectativa

Miré
a los amorosos sentados declarándose amor eterno,
demostrando la pasión del uno por el otro
admiré su manera de abstraerse del mundo.
Vi el futuro de su amor eterno,
los vi sentados, un poco cansados del mundo, de la gente,
quizás de la misma iglesia en el camino,
quizás de escuchar, aunque con orgullo, que tienen una vida juntos.
Admiré la atención en cada palabra pronunciada,
la misma con la que un señor me miraba a lo lejos,
y parecía camuflarse,
probablemente se hacía las mismas preguntas que el
amor de mi vida y yo,
que quizás es lo que hablaban esas señoras que no dejaban
de discutir,
seguramente era lo que se cuestionaba ese señor sentado a unos metros de mi
con sus ojos sobre una linda chica.
Quizás fue el pensamiento de una señora que pasó
lentamente por el medio de la plaza y se notaba
muy cansada.
El mismo cansancio de ese señor
que llevaba unas bolsas con regalos.
Por eso el señor de los globos inflables entra cada tanto
y se acerca a las familias con pequeños,
por eso él también salió a trabajar.

En un punto fuimos los amorosos,
somos los camuflados expectantes y probablemente
estaremos cansados,
pero es claro que todos vivimos deseando que
esté y nunca se escape un motor que todos tenemos en común.

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