El diálogo Banquete tiene un tono de comedia. Los oradores se burlan entre sí y hay una ironía profunda en el monólogo de Alcibíades. Es una especie de sarcasmo con visos de lamento, una extraña mezcla de burla y desencanto por la actuación de Sócrates. Alcibíades siente el desprecio de Sócrates y se ríe de sus engaños y a la vez sufre, sarcásticamente, por la capacidad del anciano filósofo para eludir su joven deseo.
El Fedón, en cambio, narra con tono elegíaco, con un ritmo que crece, la lenta degradación de la vida. El diálogo cuenta las conversaciones de Sócrates con Simmias y Cebes pero también se ocupa de contar los detalles de la muerte lenta de Sócrates. El Fedón es una especie de tragedia anticipada, una crónica anunciada de la muerte lenta.
Platón fue, antes que nada, un escritor que sabía utilizar los géneros para contar la vida. En este sentido, fue menos un filósofo que un administrador de sentimientos, un inventor de ficciones para encontrarle un sentido al caos de la existencia.
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