Marte rojo, Luna creciente, Mercurio fulgurante y Venus resplandeciente trazaban un arco en el firmamento al anochecer en Islas Murciélago.
Al avanzar la noche, el cielo se cubrió de estrellas y se dibujó la Vía Láctea. Y toda la noche, sobre todo de madrugada, las Perseidas trazaron su estela de luz meteórica en el firmamento.
Hoy, en San José, tanto tiempo después de aquel pernoctar, ha aparecido una Luna hermosa, casi llena. La agradable tarde de aires veraniegos se ha convertido en una deliciosa noche iluminada por su reina alba.
El recuerdo de aquella noche en un archipiélago del Pacífico se funde con el presente de esta noche en mi valle intermontano.
En todo lugar hay belleza. En todo lugar hay amor. A todo lugar al que voy o del que vengo, te llevo y te traigo en mi corazón.
Photo by: William Zhang ©