El sureño Chile es un país políticamente polarizado. La derecha, que gobierna, ha heredado todos los argumentos económicos del dictador Augusto Pinochet. Si bien los números económicos sean más auspiciosos en comparación con los de otros países de la región, la desigualdad se ha profundizado. La izquierda, por su parte, parece dividida en diversas aguas. Algunas de estas aguas se enturbiaron en los vaivenes de los años de gobierno post dictadura a través de la Concertación. Y otras aguas parecen evaporarse fácilmente en el calor de discursos afiebrados y retrógrados. Sólo el último estallido social, de 2019, generó la posibilidad de “un receteo”.
Pinochet Boy, la novela de Rodrigo Ramos, es un texto que muestra el vacío de habitar el Chile post Pinochet. Un país donde sólo parece importar matarse trabajando para cumplir con los números cada fin de mes. No importa si hay que pisotear a otros para cumplir los sueños de la cuenta bancaria, la casa propia, el auto y los viajes al extranjero. El endeudamiento es parte del fin. Después de tanto bélico trabajo, quien no desea pasar unos días en Punta Cana o Cancún.
El autor sitúa al personaje en una “capital minera”, cuya referencia es su natal Antofagasta. Se trata de una “ciudad-isla”, en medio del desierto de Atacama –el más árido del mundo pero rico en minerales- donde la jactancia del consumo por parte de los mineros, que reciben sueldos abultados, parece estar a la orden del día. En algún momento a Antofagasta se le comparó con la Dubai de Sudamérica, pero como dice la novela, “la riqueza sólo alcanzó para algunos y la mayoría quedó mascando lauchas”.
El protagonista, Mirko, como periodista de un diario tiene una posición privilegiada para observar el acontecer. Mirko, que también es escritor, aprovecha la literatura para saldar cuentas con el sistema y con su vida personal. La droga, como la cocaína, se hace presente en la novela como un registro de evasión. Mirko, a fin de cuentas, no se convierte en la cucaracha de Kafka, ni en ningún otro bicho, sino que asume su vacío existencial en una sociedad cada vez más carente de humanidad. Es el tiempo que le tocó vivir, se consuela. Muy diferente al sueño de cambiar el mundo que proyectó el padre de Mirko en el gobierno de Salvador Allende, y por el cual terminó torturado y exiliado por el gobierno de Pinochet.
La novela fue publicada en 2016 por la editorial independiente Narrativa Punto Aparte. En su momento cosechó elogiosas críticas. Recientemente fue publicada aquí, en Estados Unidos, por la editorial El Sur es América.
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