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Pasajeros en Correspondencia

Pasajeros en correspondencia – Día IV: Saint-Germain-des-Prés

Aide-mémoire

Texto: Manual de Saint-Germain-des-Prés de Boris Vian

Música de fondo recomendada:

Canción 1: “Dolce Francia” interpretada por Carla Bruni. La pieza original se titula “Douce France” de Charles Trenet.

 

 

Canción 2: “Samba Savarah” escrita en francés por Francis Lai, e interpretada por Pierre Barouh en la película «Un homme et une femme» (1966). La versión original se llama “Samba da Bençao”, música de Baden Powell y letra de Vinícius de Moraes.

 

 

PARÍS: París puede ser tantas ciudades como quiera.

Sin ánimos de realizar una convocatoria masiva para atraer el éxodo masivo a una ciudad tan caóticamente interesante, como lo es la ciudad de París, es oportuno rescatar que de llegarse a concretar una visita, hay un lugar en el que conviven, sin exagerar, la mayoría de las historias más interesantes de la Europa occidental, y por qué no, del mundo contemporáneo.

Como en estos viajes nos vamos ubicando por número de vagón, área de conexión, o mera suerte, hoy conviene bajarse en la estación  «Saint-Germain-des-Prés». La consentida de la línea 4 del circuito metropolitano de París. Ésta, sin rechistar, es la cuna del arte, la pintura, la escritura, y todas las demás turas, de las que habló Cortázar en Rayuela; novela que oportunamente se desarrolla en los alrededores de la Rue de Seine y el Pont des arts, entre otros tantos lugares que pertenecen a la extensión de lo que una vez fue la Abadía de Saint Germain.

Para ilustrar el tesoro sensorial que habita al salir de esta minúscula cueva que desemboca en el barrio de la ilustración posguerra, podríamos recurrir a algunos de los nombres que convivieron en tiempo, espacio, e imaginación en este lugar de París: Jean-Paul Sartre, Simone Beauvoir, Cortázar, Hemingway, Picasso, Giacometti, Beckett, Voltaire, Danton, Hugo, Balzac, Rousseau, Benjamin Franklin, Thomas Jefferson, Gericault, Delacroix, Fragonard, Ingres, Moreau, Degas, Monet, Renoir, Sisley, Juliette Gréco, Jean-Luc Godart, François Mitterand, Camus, el existencialismo, el «Mayo francés», el jazz, los restos de Descartes, algunos personajes de Roberto Bolaño.

Sin embargo, existe un manual para Saint-Germain-des-Prés, escrito por Boris Vian, quién tuvo que haber escogido este barrio para contar sus anécdotas que no son muy diferentes a los de los habitantes actuales de la zona. En este lugar todos sueñan a orillas del Sena. Aquí todos descubren que hay una París en primavera que acaba en vino y largas tertulias hasta que el sol se va ya entrada la noche. Hay otra parís en noviembre que siempre tiene los ojos brillantes y ganas de un beso. Hay otra París bajo la lluvia de febrero, cundada de goticas antipáticas que le hacen a uno cuestionarse hasta la existencia. Hay otra París de Junio, que se trata de paseos nocturnos en bicicleta, cuando se va el vapor atmosférico y comienzan las aventuras de la París de madrugada.

Vian concluye la sinopsis de su manual diciendo que «La vida de un barrio es tan rica en acontecimientos de todo tipo que no se deja resumir en tan pocas líneas; pero si logro al menos transmitir al lector un poco de ese ambiente de Saint-Germain-des-Prés que ha conquistado a tantas mentes lúcidas, me sentiría cerca de haber conseguido mi objetivo».

La línea 4 tiene un mundo paralelo que no se acaba nunca y está precisamente en la estación Saint-Germain-des-Prés. París puede ser todas las ciudades que quiera, pero en este lugar, que no debe describirse sino vivirse, habitan absolutamente todas las facetas de la capital francesa. Además que sabe a vértigo, a libertad y a romance eterno.

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