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Photo by: Sebastian Rieger ©

Notas de pandemia: Murakami y la vecina

Al encender el carro y limpiar el parabrisas, las capas de polen se fueron disolviendo con el agua. Esta primavera en Vancouver ha despertado las alergias de más de uno y muchos se han preguntado en la soledad de sus hogares si su cuerpo empieza a sucumbir al virus o si están sufriendo de alergia. Mientras manejaba hacia la panadería, yo me preguntaba lo mismo. Sin embargo, el sol me calentaba la piel y era la primera vez que podía salir a la calle sin una chaqueta este año. Mi optimismo me ayudaba a ignorar cualquier pensamiento que me llevase a un estado de alarma. En el trayecto pude ver a un papá que ayudaba a su hija a manejar bicicleta sin ayuda de las rueditas. Ella celebraba los pequeños logros de su valentía

– Good Morning! Are you here to pick up an order?
– Hi! Yeah. It’s under Andrés. It should be a sourdough loaf.
– Ok. One moment, please.

La chama que me atendía me hablaba desde la entrada de la panadería. Una mesa servía como obstáculo para impedir la entrada de cualquier persona, pero también como punto de venta. Un papel pegado en la vidriera informaba que de no haber nadie para atenderme, yo tenía que llamarlos por teléfono para indicarles que estaba afuera. Así mismo, en el suelo pude ver que habían hecho una serie de marcas con cinta adhesiva indicando la distancia segura que debía mantener del punto de venta para evitar un posible contagio.

– Sorry for the wait. Here’s your bread!
– Thank you so much. Hey, for how long has this been like this?
– Maybe a week? We had to change things around to be able to follow the rules and stay open.
– Ah, I see. That’s pretty cool. Are you guys busy then?
– Super busy. We sell all our products online now.
– Nice. Your bread is really good. Have a good one and stay safe!

Todo lo que es nuevo se convierte rápidamente en cotidianidad. Aunque la vida se haya detenido, los días siguen pasando con su ritmo regular. He ido desarrollando una rutina en casa que no consiste en mucho, pero me permite seguir trabajando. Nunca había hecho tanto café y jamás me había bañado menos. Mi escritorio está en frente de mi cama, por lo que el espacio que necesito para desarrollar mis actividades se ha reducido de manera substancial. ¿Cuánta tierra necesita un hombre?, preguntó Tolstoi en un cuento que escribió en 1886. La respuesta es simple para Tolstoi, pero les recomiendo la lectura. A pesar de que el argumento va dirigido más hacia el concepto de propiedad y su relación con la avaricia, es una pregunta válida para la vida que la peste nos ha impuesto.

A mi vecina le gusta salir a su terraza cuando el sol calienta. Desde mi escritorio puedo ver parte de la terraza y el jardín de su propiedad. En la mañana saca a los perros y ellos siempre salen a la carrera hasta la cerca y ladran un par de veces a la nada. Es evidente que anunciarle al mundo su existencia les da un cierto grado de satisfacción. Hubo una tarde en la cual mi vecina salió a su terraza con su computadora y acomodó unos cojines para sentarse en el piso. Sin embargo, ella regresó de manera apurada a la casa cuando el papá le pidió algo en un idioma que no reconocí.

– Sophia, come quick!
– What’s going on?
– Look at that. Can you see that?
– Fuck. No way.
– Yep!
– Is that what I think it is?
– In Venezuela we called them Boas.
– So, you’re telling me that having a snake for a pet is normal?
– She’s wrapping it around her neck! No me jodas.
– Oh my god, is that even safe?
– She seems to be quite at ease with it. Do you know that in the Venezuelan Llanos people put a snake in a bottle of rum and drink it after? Some say that it helps with your virility.
– Shut up, Andrés. I can’t deal with this right now.

Durante estos días he intentado leer más y he podido redescubrir a Murakami. Decidí leer su libro titulado en inglés “What I talk about when I talk about running”, ya que me estoy preparando para correr un medio maratón que la peste ha obligado a celebrar de manera virtual. El email que recibí entre otras cosas decía que debido a que no se pueden celebrar eventos de más de 50 personas hasta nuevo aviso, los participantes pueden escoger entre tener un crédito con la compañía que organiza el evento o correr la distancia del medio maratón siguiendo las reglas del distanciamiento social impuestas por los gobiernos locales y luego enviarles la data del teléfono, reloj o dispositivo utilizado como prueba de nuestro logro. Don´t worry, we will send you your medal and your shirt anyways.

Así que Murakami me ha ayudado a mantenerme motivado para la carrera que tendré que hacer contra mí mismo en una mañana de mayo, así como también me ha ayudado contra el aislamiento que hemos tenido que imponernos debido a la peste. En la obra autobiográfica habla del running y la escritura. Sobre ambas actividades dice que hay elementos muy importantes que observar para lograr los objetivos que tengamos en ellas. El primero es la capacidad de enfoque. Un escritor o un atleta que no pueda enfocarse en sus objetivos jamás podrá lograr escribir una novela o correr un maratón. El segundo elemento es tener disciplina. Un escritor o un atleta que no escriba de manera regular o no entrene todas las semanas jamás tendrá la resistencia para escribir una novela o correr un maratón. Murakami está convencido de que, igual que el running, escribir es un acto físico. De la misma manera pienso sobre las rutinas que llevamos durante el aislamiento. Debemos tener el enfoque y la disciplina para llevar a cabo nuestras rutinas que nos sirven como anclas para sobrellevar la nueva realidad. Sobrellevar el aislamiento no es solamente una actividad psicológica, sino también un acto físico.

– I can´t believe the line to go into the grocery store
– Yeah. They are only allowing very few people into the store. I think they can’t have more than 15 customers inside.
– This is going to take forever.
– We have a surplus of time now. Where else are we going to go?
– Look at that guy. He put a mask on his dog.
– I’ve seen that on Instagram before. Pretty funny.
– Ok, we are next!
– This whole thing is absurd. How did we get to this?
– Welcome! Please make sure to observe the social distancing norms when shopping and follow the lines on the floor as you go through the store.
– Ok. Thank you.
– Excuse me, sir? Before you go ahead, please make sure to disinfect your hands at the next station in front of you.


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