Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
paola maita
Photo Credits: Paola Maita

Nociones familiares

A mi familia, mi verdadera familia

El 26 de diciembre me enteré por medio de un post de Instagram que mi papá había muerto. Una de las personas responsables de que yo exista ya no pisará más la Tierra. Esta noticia tocó todas mis nociones de familia.

En principio, definir qué es una familia parece una tarea fácil. Es uno de los primeros conceptos que nos enseñan en el prescolar. Papá, mamá y tú. Así era al menos en la Venezuela de los años ’90. Bastaba con mirar atentamente dentro de ese mismo salón de infantes de 3 o 4 años para darse cuenta que la estadística no acompañaba ese concepto. No diré que fue culpa de la maestra, porque al final del día ese es el molde de concepto de idea de familia.

No recuerdo el momento en el que me di cuenta de que mi caso era diferente a esa noción. En mi casa solo éramos mi mamá, mi nana y yo. Mi nana es la persona que me cuidó durante toda mi infancia mientras mi mamá trabajaba. Una extraña a quien llamé “hermana” durante mis primeros años y a quien aún hoy considero parte de mi familia.

Crecí con esta noción que un extraño y alguien con quien comparto sangre podían ser familia por igual. También crecí sin pronunciar la palabra “papá” en mi vida cotidiana. Siempre supe quién era y que mi primer apellido es el suyo, lo que legalmente nos une, pero fuera de alguna cosa más, esta fue toda la información que tuve.

Cuando llegué al colegio, hice tres amigos: Una chica de padres divorciados que vivía con su mamá y que veía a su papá en vacaciones, y dos chicos con familias como las que describían los libros: papá, mamá e hijos. A pesar de que sabía que mi vida no se parecía a la de ellos, también pasaron a ser parte de mi concepto de familia. Supongo que todo eso me hizo acostumbrarme a anidar distinto, a considerar que puedo convertirme en familia de cualquiera con quien sienta que me une el afecto.

Desde aquellos días de infancia, mi grupo familiar ha cambiado. Hay personas que pensé que estarían “para siempre” que ya no están en mi vida porque hemos tomado caminos irreconciliables o construimos diferencias tan altas que ya no podemos saltarlas; otras que estuvieron en el momento necesario y luego se desvanecieron; otras que jamás pensé que estarían… Y luego las que siempre han estado, que me han acompañado en todo.

A pesar de tener todas estas posibilidades, mi papá nunca perteneció a ninguna de ellas y creo que está bien. No podía pedirle que me diese lo que no estaba dispuesto a darme. Sé que hizo familia en otro lugar, uno no muy lejos de mi casa, y quiero creer que hizo feliz a esas personas. Al final, eso me regaló la posibilidad de aprender a definir familia en mis propios términos.


Photo Credits: Paola Maita

Hey you,
¿nos brindas un café?