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Gustavo Gac-Artigas

No sé por qué piensas tú, policía que te odio yo

De dónde has sacado tú, policía que te odio yo*
me duele que a veces tú
te olvides de quién soy yo
si somos la misma cosa
yo,
tú.

cuando te arrodillas junto a los manifestantes
somos la misma cosa,
tú eres yo
y yo soy tú.

cuando te niegas a golpear a tu hermano,
somos la misma cosa,
yo, tú.

pero cuando callas frente a la violencia
y entre hermanos se defienden
no somos la misma cosa
yo, tú.

cuando pienso que durante tantos años aceptamos creer lo que nos vendían: la muerte por la violencia policial son casos aislados, y tú eras parte o cómplice de esa violencia
no somos la misma cosa
yo soy victima, tú mi verdugo.

cuando pienso que durante tantos años pensaste que la violencia era parte de tus poderes
no somos la misma cosa
tú eres el bastón, yo carne adolorida.

Hoy, tras el asesinato de George Floyd, América despertó, ya no se puede callar, la parte blanca, puesto que las partes tienen color, levantó los ojos, y sintió vergüenza, se sintió cómplice en su silencio y salió a marchar, nuevamente los puentes se cruzaron, frente a tus ojos, policía, se desplegó la realidad.

cuando en Búfalo, Nueva York, empujas a un hombre de 75 años, un hombre blanco –puesto que hoy al ser humano hay que ponerle color– que salió a manifestar desafiando el virus que podía significar su muerte, un hombre de 75 años que ignoró que peor que el virus el peligro eras tú y que su vida estaba en tus manos,
en ese momento,
no somos la misma cosa,
tú y yo.

cuando me detienes en la noche y no hay testigos, no somos la misma cosa, en mi cuerpo está el temor, en tus manos mi vida, y pienso en que pudimos, podemos, podremos, ser la misma cosa, tú y yo,
si erradicamos la cultura de violencia policial, si castigamos la violencia de algunos, si logramos que la mano que empuña el bastón lo suelte para empuñar la mano del hombre caído,

en ese momento
seremos la misma cosa
tú y yo
y juntos marcharemos por las calles reclamando justicia.

*Título y primera estrofa a partir del poema “No sé por qué piensas tú” de Nicolás Guillén

 

Oración por los desposeídos

Padre nuestro que estás en los cielos
baja de tu reino
y arrodíllate junto a nosotros

protégenos de la violencia policial
extiende tu manto
para que nos sirva de abrigo

en tiempos de hambruna
multiplica los peces
y las hamburguesas

Padre nuestro que estás en los cielos
quítate tu máscara
e inféctate de humanidad

a los abogados de derechos humanos
del reino de los cielos
les pido que exijan liberen a Dios.

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