No puedo celebrar
No puedo celebrar tus quinientos años.
No me subo al carrusel.
No te conozco.
No he caminado tus calles.
No he visto tus glorias desfilar al abismo.
No he estado presente cuando fusilaron
por órdenes de un extranjero.
Nunca podré leer poesía en esa cabaña
salpicada de sesos mutilados.
No estuve horas al sol escuchando a un tirano.
No he sufrido en persona tus huracanes
ni tus derrumbes.
No puedo sumarme al coro de todos los que aseguran:
“Yo soy de la Habana”.
No he hecho interminables colas en Coppelia.
No he vivido la experiencia de ir en un camello
y sentir al mulato en mis espaldas.
No sé de tus olores a salitre y a pudrición.
Nunca me he sentado en ese icónico malecón
y sus huidas o suicidios no me constan.
No tengo esperanza de reivindicar tu pasado
ni mejorar tu presente.
No puedo celebrar tus quinientos años
No puedo acompañar este poema con fotos.
Fotos que nunca tomaré.
Tampoco he celebrado los tres mil años de Estambul
sin embargo
en cualquier momento
me verás fotografiando al Bósforo
admirando el Cuerno de Oro.
No eres mi Habana.
No soy un Calvert Casey.
Ni un Hemingway.
No puedo celebrar.
En luto estoy.