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No existen soluciones para problemas imaginarios

Había una pareja de esposos que se encontraban discutiendo constantemente hasta el punto que decidieron dejar de hablarse y se comunicaban por medio de los empleados de la casa. Inclusive encontraron la manera de disfrutar de noches de intimidad sin pronunciar una sola palabra. Un día, tocó a la puerta su Gurú -guía espiritual- quien venía a quedarse con la pareja por un par de días. Al notar que la pareja no se hablaba, el Gurú decidió llamar a la esposa y preguntarle lo que pasaba. La mujer empezó a quejarse de todo aquello que estaba pasando y de lo mucho que discutían.

El Gurú decidió sentarse con la pareja y escuchar de los dos cual era la raíz del problema.

¿Qué pasa? preguntó el Gurú al esposo. Este respondió: Yo quiero que mi hijo sea un mercader como yo, que me ayude en el negocio y así pueda un día heredarlo. Mi esposa está empecinada en que nuestro hijo debe ser medico como ella y ayudarle en la clínica. Es imposible convencerla de lo contrario. No entiende razones.

La esposa inmediatamente salió en su defensa con claros argumentos del porque era más conveniente que el hijo fuera medico y no mercader. Era una batalla de egos.

El Gurú los escuchó pacientemente y finalmente dijo: ¿qué tal si llamamos a vuestro hijo y le preguntamos qué es lo que él desea ser? 

Hubo un gran silencio en el cuarto… ¿pero qué pasa que no llaman a su hijo? preguntó el Gurú.

Aún no tenemos una contestación de la pareja.

¿Cuantas veces en nuestra vida diaria vivimos preocupados por cosas que sólo existen en la mente? ¿Problemas que no se han manifestado todavía y aún así planeamos nuestras vidas de acuerdo a ellos?

Lamentablemente hemos aprendido a dejar que la mente corra libre, sin restricciones y sin ningún tipo de entrenamiento. Esto sólo causa dolor. Nos encontramos en un círculo vicioso de miedos que solo terminan por trancar nuestra felicidad y las posibilidades de éxito.

No tomamos riesgos por miedo al dolor de un fracaso, tratamos a toda costa de controlar nuestras relaciones románticas por miedo al dolor de perderlas. Dejamos de ser quienes realmente somos y de hacer lo que realmente queremos por miedo a las reacciones – al que dirán – de los demás (familia, amigos, etc.).  Tratamos de huir, y en esa carrera frenética solo encontramos más dolor. 

Mientras tratamos desesperadamente de huir, perdemos la percepción de la realidad. No tenemos la conciencia para discernir lo que realmente está sucediendo en el ahora y mucho menos en cómo solucionarlo. Vemos la vida tras de un velo cubierto de ilusiones creadas por la mente. Somos esclavos de nuestros hábitos. Víctimas de nuestros patrones de comportamiento. 

El dolor vive y se fortalece en las memorias del pasado y la anticipación del futuro. Cuando aprendemos a canalizar y enfocar la energía en el momento presente, podemos comprender que muchas de las preocupaciones que no nos dejan dormir, amar, disfrutar, aprender, sólo existen en la mente. En ese momento mágico de realización, podemos entonces con claridad tomar decisiones, y vivir en vez de sobrevivir.   

Es imposible huir del dolor, de una manera u otra siempre habrán situaciones que no son placenteras. Como dijo Buddha «El dolor es inevitable. El sufrimiento es opcional».

¿Qué tanto dolor existe en tu vida debido a tus miedos y preocupaciones?  

¿Qué tan reales son tus problemas? ¿Estás buscando la solución en el ahora?

Si te preguntas en este preciso momento: ¿qué me falta ahora, qué problema tengo ahora, cuál sería tu respuesta?

Tal vez notarías como tu mente inmediatamente quisiera llevarte lejos del momento presente hacia el problema de mañana, de esta noche, del final de mes…

Al cambiar tus hábitos y patrones de comportamiento, verás como ese velo de ilusiones empezará a caer. Tu conciencia irá despertando y podrás pasar a un estado más neutral, tomar mejores decisiones y resolver tus conflictos. Existen muchas maneras de entrenar tu mente a vivir en el ahora: Yoga, Meditación, Tai Chi, Biodanza, Artes Marciales… Las herramientas están a tu alcance. Tu decides cuando empezar a usarlas.

El momento es ahora.

Siomara Yogini

Ravideep Kaur 


Photo Credits: Johannes Jakobi

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