Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
fabian soberon
Photo by: Alexandru Paraschiv ©

Nietzsche en el burdel

Aún es joven y el deseo es un caballo extraño y desbocado.

Un amigo lo invita a pasear por las calles de Colonia. Nietzsche lo sigue movido menos por la curiosidad que por la amistad.

Entran a una posada con luces oscuras. El amigo pide un trago. Nietzsche es abstemio.

Un grupo de mujeres llenas de seda y lentejuelas los rodean. El amigo encuentra en ese acto repentino y no casual una forma del juego. Nietzsche, en cambio, se incomoda. Se levanta de la silla y las chicas mudas lo abrazan. Entre los brazos cariñosos Nietzsche entrevé un piano.

Como si hubiera sido empujado por un motor insuperable, sortea los mimos de las jóvenes y corre hasta el piano. Toca, con los ojos cerrados, una melodía estudiada.

Reacio a la carne prematura y vana, halla en las notas fugaces una tranquilidad y un goce.


Photo by: Alexandru Paraschiv ©

Hey you,
¿nos brindas un café?