Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
daniel campos
Photo Credits: Holly Lay ©

Natura naturans: Tárcoles a fines de junio

Cuando la ciudad capitalina me abruma, desciendo a la bajura del Pacífico para percibir, contemplar y sentir a la naturaleza. Con toda su fuerza y belleza creativa, Natura naturans renueva las fuentes vitales de mi ser.

Con la llegada de las lluvias, la naturaleza tropical en Tárcoles ha reverdecido, florecido, dado fruto. En La Libélula, nuestra parcela familiar, las copas de los robles, del cenízaro, del nance y del cocobolo están tupidas de follaje. Anchas hojas brotaron en todos los almendros. De las ramas de los mangos cuelga fruta rojiverde, verdiamarilla, rojiamarilla y tricolor. En sus alrededores yacen maduros mangos amarillos ya mordisqueados por pájaros. Del joven y enclenque árbol de guanábana ya cuelga la pesada fruta de cáscara verde y espinosa y pulpa blanca.

En la copa de un roble anida una ardilla pelirroja. Cuando la observo me mira fijamente y me chasquea. ¡Atrevida! Una iguana verde trepa uno de los postes de la cerca. Ya en la cima deja caer el látigo que tiene como cola, yergue la testa y cabecea de arriba hacia abajo como afirmándole algo al perro del vecino.

En estas tierras bajas aún cantan algunos yigüirros (zorzales pardos) cuyos primos del Valle Central ya han callado. Una pareja de “botijones” (soterreyes nuquirrufos, en jerga local) construye su nido en el árbol de noni. Éste aún no ha dado fruto pero se tupió ya de nuevas hojas grandes y lustrosas. Parecen tener brillo propio y no del sol que fulge.

Ha florecido el rabo de zorro (Stachytarpheta) en manojos de flores púrpura. Otras plantas del vergel lucen florecillas rojas, amarillas, magenta y lila.

Lo más espectacular ha sido el florecimiento de cuatro malinchillos u árboles de hoja sen (Caesalpinia pulcherrima). Al frente de La Libélula, junto a la cerca que limita con la calle de lastre, dos han dado su flor naranja de tonos fortísimos, vibrantes, casi resplandecientes. Otro malinchillo ha dado idéntica flor a media colina subiendo desde la calle. Y junto a la cerca del fondo, al borde del bajillo que desciende hasta el “yurro” (arroyo), el cuarto malinchillo ha florecido en brillante amarillo sol. Decenas de mariposas se posan en sus flores para succionar el néctar. En la suave luz del fin de la tarde tropical, mariposas amarillo canario, glaucas, aurinegras, rojinegras, anaranjadas, albinegras y rayadas como tigres revolotean a su alrededor.

Parejas de loras verdes y lapas rojas sobrevuelan las colinas de vuelta a sus nidos en el manglar de Guacalillo al atardecer. El cielo brilla sin arreboles al oeste y noroeste en dirección al Golfo de Nicoya. Pronto caerá la noche que traerá luz de estrellas y el canto de su voz serena.

Todo esto es Natura naturata, expresión rica y diversa de la Divinidad Natural y Creadora, Natura naturans. De ésta surge, se nutre y revitaliza mi propio ser.


Photo Credits: Holly Lay ©

Hey you,
¿nos brindas un café?