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Paola Maita
Photo Credits: marco monetti ©

Muy bonito, pero no es suficiente

Es cierto que hay preguntas a las que no se les ha logrado dar una respuesta única, como si existe Dios o qué pasa luego de que nos morimos. Hay otras a las que simplemente no les podemos dar respuesta porque por mucho que nos esforcemos, no damos con un argumento sólido.

Hace unos días, hablando con mi mamá por teléfono, comentábamos sobre todo lo que implica vivir en Venezuela en estos momentos. El ánimo de las frases fue cayendo en la desesperación hasta que llegó el punto donde en medio de lágrimas me preguntó: “¿Por qué tenemos que vivir esta miseria?”.

Quien ha emigrado, sobre todo en tiempos recientes, sabe que no hay peor sensación que escuchar a tu mamá o cualquier ser querido llorar por teléfono, porque sabes que no estás ahí para consolarle ni probablemente lo estarás en algún tiempo próximo.

Le murmuré cualquier cosa por respuesta, pero en realidad fue un formalismo. No seguía la línea de la pregunta. No le estaba dando un motivo concreto por el cual nuestro país se ha convertido en una muestra más de que el comunismo es un modelo irrealizable. Tampoco iba a servir de algo hacerle un paseo por la historia contemporánea venezolana, como tampoco creo que estas líneas pasen de ser más que un vano intento de llegar a una conclusión.

Me acordé de “Tiempo de tormentas”, el más reciente libro de Boris Izaguirre donde cuenta la historia de su madre, Belén Lobo, y su relación con ella. Podría parecer una autobiografía pero él mismo ha dicho en varias entrevistas que no lo es, porque en realidad la protagonista es ella y no él. En sus páginas, también recorre la historia de Venezuela como escenografía de lo que cuenta. A pesar que Boris casi me dobla la edad, conoce mejor los hechos porque los vivió de primera mano y que me lleva décadas de experiencia en el arte de escribir, al final tampoco pudo darle una explicación a Belén de por qué ella había nacido en una dictadura y murió en otra.

Eso de alguna manera le da paz a mi ego, ese monstruo que es importante mantener apaciguado para que no devore ni a nosotros mismos ni a nuestro entorno, porque me permite decir “Si él con toda su experiencia no pudo, es razonable que yo no pueda”. Razonable… Una palabra que me encanta usar para cuando algo tiene lógica aparentemente, pero sé que si me pongo a analizarlo mucho, le encontraré las costuras al argumento.

No tiene sentido que muchos eruditos, incluyendo a Boris Izaguirre que después de casi 53 años de vida y 4 años de trabajo en su último libro de 500 páginas, no puedan llegar a una explicación de esto que vivimos. Sí, en muchos lugares encuentras información, hasta en YouTube donde hay cualquier cantidad de vídeos, como este, que hacen una buena, e incluso didáctica, reseña histórica, pero siguen sin responder la pregunta de mi mamá: ¿Por qué estamos viviendo esto?

Entiendo y siento su ira y la mía, la tristeza, nuestra confusión, la frustración… El todo y sus partes, pero ninguna es una respuesta. El conocer la historia se queda corto porque creo que la pregunta tiene más tintes trascendentales. ¿Será que hay algo más, un algo que no es del conocimiento de todos, que lo explica?

El análisis histórico aislado por sí mismo es como decía una de mis profesoras de danza: “Muy bonito, pero no es suficiente”.


Photo Credits: marco monetti ©

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