Para los filósofos, la música ha sido un objeto huidizo, menor, despreciado. El descuido se debió, probablemente, a la ignorancia o al desinterés. Salvo algunas excepciones –Schopenhauer, Adorno–, la música no aparece entre los problemas centrales a la hora de escribir filosofía. Tal vez, el olvido voluntario se debió al primer rechazo de Kant. A pesar del maestro de Könisberg, considero que lo único que rivaliza con el tiempo como problema filosófico es la música. La música es, quizás, la única vía de acceso al tiempo.
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