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paola maita
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Mujer contra mujer

Volando a ras de suelo
Mujer contra mujer
Mecano

Hasta mis 19 años, creía que poner un preservativo y tener claro dónde tocar para que un hombre llegase al orgasmo, era todo lo que necesitaría saber para tener una vida sexual satisfactoria. Evidentemente, estaba muy equivocada pensando que sólo basta con saber 4 cuestiones de biología básica.

Soy consciente de que por el simple hecho de haber recibido algo de educación sexual en el colegio, puedo considerarme increíblemente afortunada. Sin embargo, el tener un enfoque meramente biologista y reproductor sobre el sexo no lo es todo. La vida sexual no se puede reducir solamente a cómo aumentar la población y cuidarse de enfermedades de transmisión sexual. El sexo termina siendo una parte esencial de la vida adulta y nadie te prepara para ello.

Cuando miro en retrospectiva, pienso que estaba muy poco preparada para estar con un hombre. No sabía mucho más que lo me mostraron algunas escenas de películas donde ella enseguida está excitada y, después de 4 o 5 empujones, tiene cara de haber escuchado a los ángeles cantar. Fuera de esto, no había una invitación clara a conocer y explorar tu cuerpo, mucho menos el del otro. Supongo que pensarían que ya nos las arreglaríamos, tal como han hecho incontables generaciones de humanos antes de nosotros.

Si me sentía muy poco preparada la primera vez que estuve con un hombre; la primera vez que tuve a una mujer desnuda al frente, definitivamente no sabía qué hacer con ella.

Ahí estábamos las dos. Ella tenía más experiencia que yo con chicas, por mucha diferencia. Para ella, yo era una más.

Después de años de recorrer la escena gay en Valencia, ella sabía por dónde quería comenzar, seguir y terminar. En contraposición, yo temblaba como un conejo, pero creo que son efectos poéticos de mi memoria.

Había estado cuestionándome durante mucho tiempo si sería capaz de estar con una mujer. Estaba segura de que me gustaba estar con hombres, pero sentía curiosidad por tener otro tipo de experiencias. Que sintiese curiosidad, no significaba que estuviese segura de lo que tenía que hacer.

La mezcla de nervios de no saber qué hacer con ella y cómo me cambiaría aquello que estaba viviendo, hicieron que aquella primera vez fuese muchísimo más confusa que la primera vez que estuve con un hombre.

Algunos podrían pensar que estar con alguien de tu mismo sexo es más sencillo porque es como tú, pero esta conclusión medianamente lógica poco tiene que ver con la realidad. La verdad es que me encontraba ante una situación que siempre me habían vendido como poco deseable, por decirlo de una manera amable. A pesar de ello, ahí estaba desnuda en la cama de P., preguntándome cómo demonios seguir.

Querría decir que fue como en las películas, pero la verdad es que hace 10 años había poquísimas referencias explícitas de relaciones entre dos hombres y menos aún entre dos mujeres. Entre las pocas que logro recordar, está la relación entre Willow y Tara, en la serie Buffy.

El sexo entre estos dos personajes es representado metafóricamente a través de hechizos. Nunca hubo una escena de sexo explícito entre ellas. Dos mujeres teniendo relaciones a través de la magia. ¿Cuánto podía ayudarme esto en la situación en la que me hallaba con P?

Tuve que dejar esta y otras dudas existenciales que se me presentaron en el momento para luego. Ya buscaría resolverlas con terapia, experiencias de vida y escribiendo. Cerré los ojos y me dejé llevar por P. Fue lo único que mi instinto pudo susurrarme en medio de toda la nube de confusión y desinformación que tenía en la cabeza.

Al final, esa experiencia es algo que me resulta memorable por el simple hecho de ser la primera vez con una mujer, pero ahora que puedo mirarlo con cierta madurez y distancia dadas por la posibilidad de estar con más personas, creo que me habría gustado saber qué más hacer con ella, aparte de dejarme guiar por su experiencia.

La información es capaz de hacer que nos sintamos menos nerviosos, que sepamos cómo actuar y qué esperar de ciertas circunstancias. El tener las ideas más claras habría hecho que esa primera vez fuese algo muchísimo más disfrutable. Los nervios habrían venido más de estar viviendo el momento y no de la incertidumbre.


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