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Arturo Serna
Photo by: David DeHetre ©

Muerte

La filosofía no es otra cosa que la búsqueda de consuelo frente a la imposibilidad de no morir. En este sentido es una forma de pensar la muerte. No es (no puede ser) una preparación para la muerte (como decía Sócrates). No puede uno prepararse para la muerte. Si hay algo que no puede ser pensado o digerido en un sentido cabal, profundo, es la muerte. Alguien puede tratar de entender o puede tratar de pensar lo impensable pero nadie puede prepararse frente a la muerte. Nadie puede prepararse para la muerte. La muerte es lo no entendible, aquello que es imposible de comprender. Nadie puede entender cómo se pasa de la vida al vacío. Esto es incomprensible. La filosofía es, entonces, una forma de pensar, una forma rudimentaria de consuelo fracasado frente a lo incomprensible. Unamuno dice que el gran tema de la filosofía es la inmortalidad del alma. Yo creo que el gran tema no es la inmortalidad sino, precisamente, la mortalidad. ¿Cómo se puede dejar de ser? ¿Cómo es posible que hoy seamos algo y que mañana seamos nada?


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