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Alexander Anchía - ViceVersa Magazine
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Mi modesta experiencia en el Encuentro Iberoamericano de Poesía Salamanca 2018

Agradezco en primera instancia a Alfredo Pérez y a su señora Jaqueline Alencar por haberme permitido dejar un pedacito de energía, a través de mi aliento en tan grandioso evento.

Solo palabras de agradecimiento tengo. Aprendizaje, inquietudes y posibles amistades dejó un encuentro durante el cual, como yo mismo pude constatar, se alcanza un orgasmo espiritual con la poesía.

La poesía es como la filosofía de la literatura, así los novelistas, ensayistas o dramaturgos parezcan más importantes la poesía es la madre de todos ellos.

El Encuentro de Poesía en Salamanca se realiza con el pretexto de conceder el premio Pilar Fernández Labrador, gran dama de la cultura salmantina que engalana las veladas poéticas. En lo que respecta a este año el premio se le concedió al costarricense Juan Carlos Olivas. No obstante, el premio es simplemente la punta de lanza de un evento en el que convergen poetas de diferentes orígenes.

Salamanca es quizás una de las ciudades más internacionales de España, creo que la que tiene más aroma a Latinoamérica y quizás la única donde me siento siempre como en casa.

Por el encuentro han pasado poetas como Gastón Baquero, Alejandro Romoaldo, Antonio Salvado, entre otros, siendo Salvado el único testigo vivo de los primeros encuentros hace más de dos décadas… Y es que si se cumpliera la frase de Gardel que “veinte años no son nada”…

En lo personal la pasé de maravilla. La interacción con los chicos del instituto Fray Luis León, poder dirigirme a ellos, poder presentar el libro “El Misterio en ti despertó” y recorrer las calles con la poesía fue algo poco cuantificable económicamente pero muy gratificante.

Pude conocer los versos de los compañeros, aprender de ellos y de las diferentes actividades; participar en el acto final en el Teatro Museo, disfrutar de ese ambiente tan particular con la animación de los músicos portugueses, de los otros músicos y de los compañeros poetas.

Como experiencias curiosas las conversaciones con diferentes poetas como Cecilia Álvarez, Boris Rozas, Alberto Costa. Entrando en el centro de estudios brasileños, con la mayor humildad del mundo, me ofreció la mano el poeta venezolano Enrique Viloria. Aprendí mucho de su humildad, tras conocer la gran trayectoria de este intelectual y poeta quien, indudablemente, representa un orgullo para Venezuela. Saludar a mi amigo Luis Frayle fue gratificante así como compartir con la profesora Eva Guerrero.

Probablemente lo único que resentimos fue la grande ausencia de Stefanía di Leo, la poeta italiana que dirige el Concurso de Poesía Francisco de Aldana, pese a que hayan leído en el teatro museo un manifiesto de ella. Y también la ausencia de mi amigo personal que ya ha dejado Salamanca por razones profesionales, el poeta mexicano Juan Angel Torres Rechy así como la de uno de mis maestros literarios, el poeta Mata Guillén.

En fin gracias supremas a la organización, y ojalá que siga brillando la poesía por muchos años más. De mi parte sólo puedo decir hasta la próxima.

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