Visitar México fue una experiencia inolvidable. Tenía muchas ganas de ir y quitarme la idea que nos venden de México en EEUU. Y así fue.
Después de haber vivido en EEUU por dos años y medio, sentí un choque cultural bastante grande. Me llamó mucho la atención el ver como las parejas se besan en las calles apasionadamente y matrimonios de personas mayores que van de la mano por las calles.
CDMX me fascinó, ese monstruo de asfalto lleno de una vegetación que intenta abrirse paso en todas partes e invade la ciudad con árboles que destruyen las aceras.
Por otra parte, no habría podido ser más afortunada. La calidez humana de los mexicanos fue otra de las cosas que me cautivó, al contrario de la hipocresía americana. Sin casi conocerme me trataron como a una más de la familia.
La pobreza también está presente en México y los niños empiezan desde muy temprana edad a trabajar en los oficios de sus padres.