En Febrero de este año, compré en el mercado de antigüedades de mi casa, una Polaroid Impulse y venía con dos cartuchos caducos…
Las instantáneas salieron con unos magentas y amarillos maravillosos, el químico ya estaba muy seco y no corrió bien por el papel fotográfico, lo que provocó una serie de errores fascinantes…
Después, en la experimentación, decidí jugar con el resultado y combinar las instantáneas con unas fotos que tomé en el 2017 con una cámara automática Kodak de 110mm, que también tenía rollos caducos.
Un día en casa de mis padres encontré una enciclopedia muy vieja que ilustraba los conceptos con fotografías o dibujos muy bellos y adentro, entre las páginas, tenía flores que mi madre había guardado de hace años…
Coinciden tanto con la melancolía y la entropía que me obsesionan, que me fue muy fácil la composición casi natural de estos obsoletos collages.