Española de origen, la artista Laura F. Gibellini trabaja a caballo entre Madrid y Nueva York, donde además de crear utilizando múltiples formatos y técnicas, enseña en la School of Visual Arts (NYC) y en el Centro Universitario de Artes, TAI (Madrid). Asimismo, es actualmente Becaria de la Real Academia de España en Roma (Italia) y Artista Residente en The Banff Centre for Arts and Creativity de Alberta (Canadá).
Uno de los temas recurrentes, que ha inspirado la obra de Laura en estos últimos años, ha sido la noción de «lugar» y el significado de habitar el mundo. Así, tal y como Gibellini sostiene en su Tesis Doctoral, Lo Local en lo Global. Paradojas modernas del Lugar (Madrid, 2010), «el hombre abre su propio espacio creando relaciones de coexistencia con él y con las cosas. Estas relaciones generan hábitos que conforman un modo de pensamiento así como una forma de ser y de estar en el mundo». Y es esa forma de ser y estar en el mundo lo que Laura explora.
Photo Credits: Printed Matter
Confiesa sentirse fascinada por aquello que no es representable, como el aire, el agua. Precisamente, en la contemplación de la atmósfera reside su proyecto más reciente que ha cristalizado, asimismo, en la publicación Meditaciones atmosféricas, cuya presentación tuvo lugar el pasado jueves 27 de julio en la librería Printed Matter de la ciudad de Nueva York. Este libro, de dimensiones fáciles de llevar y transportar -ideal para leer en el metro, en el parque-, es una joya desde luego algo etérea. Recoge los dibujos realizados por la artista en el curso de dos años, a modo de reflexiones acerca de la atmósfera, a la que Laura pretende otorgar relevancia, sustancia.
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A medida que pasamos las páginas, imágenes conformadas por puntos, líneas, mapas sobre una paleta de colores bien definida -azules, naranjas, rosas, amarillos, verdes- parecen bosquejar un universo volátil que apela a nuestra imaginación. Laura nos explica que ha trasladado las Matemáticas – la fórmula de la composición del aire, la medida de la presión atmosférica- al lienzo y también a la pared, sobre la que también ha realizado intervenciones directamente. Incluso, si cabe, las continuas referencias en su obra a los mapas o calendarios revelan su ideal anhelado de capturar el tiempo.
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Sin embargo, el libro no tiene afán de ocupar estanterías y caer en el olvido. Gibellini subraya su carácter de herramienta útil para que el lector experimente, por qué no, de forma contemplativa, «una multiplicidad fragmentada de realidades y percepciones en constante evolución» (Alonso, 2016). Quizás porque la artista siempre ha afirmado estar más interesada en el proceso que en el producto final. Y a Laura, Meditaciones atmosféricas la ha ayudado a repensar cuáles son las condiciones que permiten que un lugar exista, cobre vida; y, seguramente, discurriendo sobre el aire, el oxígeno, el agua, se ha planteado, aprehendido la esencia de la vida.
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