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Manuel Adrian Lopez
ViceVersa Magazine

Me rehuso…

El mes del amor, el día del amor, el día del amor y la amistad. Cuantas veces el amor, cuanta repetición para embobecer. Aburre la palabra amor.  La siento tan hueca. En estos tiempos se usa tan a la ligera. Cualquiera te dice que te quiere y nunca ha oído tus ronquidos. El amor se acaba, siempre recuerdo esa canción de Osvaldo Rodríguez, cubano y ciego. Es muy probable que él no sepa nada del amor y que ni se imagine cual es su verdadero color. En fin, que como todos los días pautados para que las personas salgan a gastar lo que no tienen, para que se empeñen un tin más con sus tarjetas de crédito, debemos festejar este 14 de febrero.

Mientras, en este país, que no es tercermundista, el tráfico humano ha subido a niveles nunca visto antes. California, Texas y la Florida son los tres estados que están a la delantera. Pero eso no se discute en las redes sociales. La moda es repetir como cotorras parlanchinas. El tema del momento es anything Trump. No vayan a comprar la ropa de Ivanka en Nordstrom. No se queden en el Trump Tower. No vayan a jugar golf al Doral. ¡Qué manera de querer manipular al pueblo! Además, que manera de comer mierda. Los políticos se abrazan por detrás y nos ponen a pelear.  Unos contra otros, mientras ellos se van de vacaciones millonarias. Rehuso unirme al circo.

Pero hablemos del amor. El amor que los seres humanos nos tenemos unos a otros. Es tan obvio y tan esquivo ese amor.  A veces me cuestiono si es que la palabra odio ha sido suplantada por la palabra amor y la Real Academia se ha olvidado de informárnoslo. Eso seguro es obra de este presidente. Eso es.  Este billonario ha decidido cambiarnos el cerebrito y ahora en vez de sentir amor cuando es amor, sentimos odio cuando es amor y viceversa. Mariconadas del tipo.

Somos tan obedientes. Yo me maravillo de lo obediente que somos todos. Obreros del repetir. Artesanos ejemplares en hacerle el juego a los poderosos de siempre. Tenemos que pertenecer a los comités designados, or else. Gritar con las pancartas apropiadas. Es esencial que nos vean en las fotos con las celebridades. Gloria Steinem no está muy de moda, mejor salgan a buscar a Ricardo Piglia. Oops, me dicen que recién murió; no importa, para que está el Photoshop.

El amor en los tiempos de cólera, nada que ver con la enfermedad aclaro.  Aunque si estamos enfermos, encolerizados todos. Enfurecidos con el tipo en la Casa Blanca. Sin embargo este episodio en la historia es producto del efecto dominó, del efecto de un sistema corrupto. No razonamos. Salgamos a quemar otro limousine, prendémosle fuego al vestidito de Ralph Lauren que lleva la primera dama. On the sidelines, existen los verdaderos dañados por todo un país y sus gobiernos. Y hablo de todos sus presidentes por igual, esto no es estrictamente obra del que ahora tenemos. La historia del emigrante en este país ha sido y es funesta. Ah, que es la primera vez que tenemos a un presidente que no se mide para hablar o twittear (¿estará aprobada por la Real Academia?). Lo hemos catalogado de tirano. Pero ¿cuantos en este país saben lo que es vivir en una tiranía? No digo que este tipo no lo sea, pero señores aquí todos hemos seguido con nuestras viditas de confort. Los damnificados, tienen los mismos rostros de hace ocho años atrás, los mismos de dieciséis años atrás, and so on….

Río al ver los comentarios de ciertos intelectuales cubanos que desde la isla critican en mayúsculas por el Facebook al tirano billonario. Los mismos aprovechados que jamás se han pronunciado en contra de la tiranía gobernante en su país por casi 60 años. Pero hablar de la tiranía cubana, nunca. Los poetas que gritan consignas en contra del tirano elected president  también lo pasan por alto.  Se jugarían una invitación al festival de poesía y la oportunidad de una foto junto a una poeta reconocida, imprescindibles para su currículo.

Estoy hasta los cojones de las redes sociales, de los activistas cibernéticos que hacen muecas en la mañana cuando suben emigrantes a cantar en el tren para que le den limosnas y nunca meten sus manos en la bolsa para dar unos kilos. Nos han reprogramado. Nos han extraído la poca bondad que existía escondida. Nos han puesto el chip del odio y la hipocresía. Ahora todos echamos espuma por la boca, rabiosos hasta la próxima causa en boga.

Estamos y estaremos imposibilitados de sentir, dar y recibir amor, palabra tan atropellada porque la estamos usando a la inversa. Nos hemos convertido en marionetas, adictos a ser parte del rebaño. Seguiré siendo la oveja negra, observando desde una distancia prudente al pastor y sus maniobras, al encantador de masas y diciéndome una y otra vez que esto no es para mí. No espero una posición en una universidad, no espero premios, no espero pertenecer a nada que luego me quite más el sueño. Ya tengo suficiente con el cuchicheo de los muertos.

Entonces el 14 de febrero en vez de chocolates y globos de corazones rojos me levanto tempranito, subo al tren A directo a Chambers y de ahí para 60 Centre Street, con la carpeta en el maletín, listo para presentar el divorcio.


Photo Credits: Salvat Barthes

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