¿Quién no tiene la necesidad de ser otro? Todos lo deseamos. Pero lo deseamos porque tenemos la ilusión de la identidad.
Para soportar el peso de las miradas ajenas, he desarrollado un trabajo con los heterónimos. La máscara es fundamental para vivir. A fin de cuentas, solo somos eso, un conjunto de cáscaras que tapan el hueco existencial.
Las máscaras son las hojas del tiempo. Menos que un haz de percepciones (como pensaba Hume), somos una serie difusa de mascarillas que se escurren entre los dedos del devenir. Detrás de la superficie no hay nada.
Eso que llamamos identidad es solo humo, una ilusión, un pozo de sombras construido por los otros. Más allá de los sucesivos yoes que aparecen en el día a día, solo queda una caja negra, una equis indefinible. En cierta medida, no es malo que así sea. Triste sería nuestra vida si fuéramos una esencia, un carozo inmutable, algo para siempre.
Aprovechen y disfruten de los mejores momentos de la vida. los humanos somos un viento fugaz de ideas y recuerdos esparcidos en el espacio sideral.
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