Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
lara solorza
Photo Credits: Eka Shoniya ©

Más memorias de Paris

“ …e chega àquele ponto

onde é tudo moído

no almofariz do ouro

uma europa, um museu,

o projetado amar,

o concluso silêncio…”

Carlos Drummond de Andrade

 

No sé si fue con vos o no. Sé que estuve en la azotea del N33 de la avenida Maine, piso 59.

Recorrimos tantas ciudades juntos y desjuntos, al mismo tiempo y a destiempo: Praga, Madrid subterráneo, Stanford quizás. Sin embargo tengo la sensación en el manto reptil del cerebro de que fue con vos que rompí esos 59 vértigos, en tan sólo 10 segundos, perdiendo todo miedo.

Me recuerdo riendo, imagen de naturaleza auditiva, vos dijiste algo y me reí, y me pusiste algo en la lengua, algo con sabor a hendrix. Veo tu brazo abriendo la puerta de la terraza aérea, escucho el viento abriendo la cicatriz del cielo. Siento el grisáceo sol de París iluminando el verano más caliente de la década.

Señalamos desde la baranda, allá un punto, la estación de Montparnasse, helicóptero. Allá otro punto: la obra eiffeliana, y allá el cementerio; no se distinguen vivos de muertos, deshidratados de marchitos, cualquiera podría ser un opiómano o Carlos Baudelaire. Cualquiera podría ser yo o vos, si saltásemos.

Todo miedo perdido, todo se sabe acabado, te recuerdo de manera imprecisa, tomabas mi mano en el ascensor. Te recuerdo indeterminado, triste y alegre, dando todo; temor de morir lejos uno del otro sin nadie que nos escriba una carta o una invitación a la necrópolis.

Bajamos. Ahora la avenida desde arriba abstracta e indefinible se llena de negociantes, bufandas, pinturas, crepas con nutella.

Un marroquí me sigue, intenta venderme libros de auto-superación. Insiste. Viene su hermana detrás, él la empuja contra el suelo. Me enojo tanto que le grito algo y me voy.

Pensándolo bien, creo que después de todo no estabas, ni tampoco le grité nada al magrebí, aunque desearía haberlo hecho. Todo debe ser una confusión en la parte mamífera del cerebro; un sueño apela a lo emocional, y lo emocional a un recuerdo quizás inventado.


Photo Credits: Eka Shoniya ©

Hey you,
¿nos brindas un café?