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Mar Barragán: Reír o hacer reír es un acto revolucionario

Mar Barragán es una de las caricaturistas invitadas al evento Bitter Laughter que ViceVersa Magazine realizará, en colaboración con The Cooper Union, el próximo 11 de noviembre a las 3:00pm.

De aspecto dulce y voz pausada Martha, más conocida como Mar, Barragán esconde una personalidad afilada como el acero, fuerte, clara y determinada. Aprendió desde muy pequeña a mirar en la cara la realidad y a individuar los males de una sociedad que la marcó cuando aún estaba en el vientre de su madre. Nació niña y además hija de madre soltera, dos estigmas, dos culpas, según una sociedad machista que no podía imaginar familia sin el hombre.

Madre e hija fueron separadas y Mar, para tranquilidad de un entorno atrapado en honda hipocresía, fue dada en adopción a una pareja. A nadie les pareció un detalle importante que esa pareja poco deseara a otro niño y mucho menos a una niña.

Los dibujos fueron sus grandes aliados cuando, desde pequeña, sintió la necesidad de buscar un desahogo a su carácter rebelde, a su deseo de libertad, a su rabia frente a las injusticias que tenía que soportar por el simple hecho de haber nacido hembra y no varón.

– En la escuela y en la casa me ponían a dibujar para mantenerme tranquila – cuenta Mar con una sonrisa – Al crecer también creció la pasión por el dibujo y encontré en la caricatura el espacio en el cual volcar mi lucha feminista, el deseo de dar una voz a las mujeres, de entrar en espacios considerados terreno exclusivo para hombres. Estudié ingeniería química, impulsada por esa misma motivación, y también artes visuales. Pero nunca dejé la caricatura que camina paralelamente con mi compromiso como activista.

Actualmente Mar se desempeña también como coach, ayuda a las mujeres a empoderarse, a creer en sí mismas, a no tenerle miedo al éxito, a respetarse y pedir respeto.

 

Mar Barragan
Photo Credits: Marcelo Quiñones

 

¿Cómo y por qué empezaste a ser coach?

Fue gracias a mis caricaturas. Las mujeres me escribían pidiéndome consejos, me decían cosas muy emotivas, que las había ayudado, que les había cambiado la vida. Una vez una mujer me escribió que, tras leer mis caricaturas, había abandonado la idea del suicidio. Sentí que estaba asumiendo una gran responsabilidad y que necesitaba mayores herramientas para ayudar a quien se me acercaba en busca de apoyo y de consejo. Entonces me preparé para ello y me certifiqué como consultora de género y como consultora con perspectiva de género.

 

Ser mujer en México es difícil. Según las estadísticas y las informaciones que nos llegan a través de los medios, las cifras de la violencia de género son terriblemente altas y hay mucha discriminación. ¿Por qué? ¿Cuáles son las razones que están detrás de un machismo tan enquistado en la sociedad?

Es un problema cultural. Vivimos inmersos en una cultura que tiene arraigada muy dentro de sí la discriminación de género. Es algo que comienza en las familias y muchas veces ni los hombres ni las mujeres saben como salir de ciertas estructuras.

 

Lo más grave tanto en México como en otras partes de América Latina y del mundo son la violencia doméstica y de género que parecen crecer proporcionalmente con el camino de empoderamiento de las mujeres. ¿Es realmente tan grave la situación en México como se percibe desde afuera?

Sí, lamentablemente sí. Yo he tenido la fortuna de viajar a muchísimos países y solo estando afuera pude percibir a fondo la gravedad de la discriminación y de la violencia de género que vivimos en México. Noté por ejemplo que en muchos otros países las mujeres visten como quieren, algo que no te puedes permitir aquí. Al salir y ver otras realidades también me di cuenta hasta qué punto yo misma estaba influenciada por esa cultura, lo veía en mi actitud defensiva frente a los hombres, temerosa, en alerta.

 

Mar Barragan

 

El día en el cual entrevistamos a Martha Barragán ella estaba viviendo uno de los momentos más difíciles de su vida. Hace pocos días había desaparecido una sobrina de 14 años. Por suerte la volvieron a encontrar y, si bien la investigación está abierta todavía, lo que se sabe hasta el momento es que fue abordada a través de Facebook. La angustia de esos momentos, la sensación de impotencia frente a la indiferencia generalizada de una sociedad que pareciera haber perdido la capacidad de asombro e indignación frente a un fenómeno, el de las desapariciones, cada día más frecuente, la enfrentó personalmente con una realidad que conocía y contra la cual estaba luchando desde hace tiempo: la vida de una joven en México vale poco. La desaparición de una jovencita no es noticia y la justicia tiene mallas muy largas a través de las cuales pueden escapar los culpables.

 

– Vivir en carne propia un drama que había conocido a través de las historias de otras mujeres, me ha mostrado cuán largo es el camino que debemos recorrer. Muchas veces la policía no le presta gran atención a tu caso y si una madre hace las pesquisas por su cuenta y da con el culpable, corre el riesgo de ver desvanecidos sus esfuerzos en un tribunal. Es lo que le pasó a una mujer en Ciudad Juárez. Ella solita logró encontrar y encarcelar al verdugo de su hija. Sin embargo una jueza, aduciendo que se había realizado una investigación sin control, encontró una fisura para dejar que el hombre saliera libre. ¿Puedes creerlo? Las activistas estamos pidiendo una alerta de género, un protocolo de búsqueda y de atención hacia esos temas que se repiten en todo el país con una frecuencia realmente preocupante. Si miras el sito de Alerta Amber, creada para ayudar a recuperar a niñas, niños y jóvenes secuestrados, te das cuenta que a cada momento se agrega algún nombre, alguna foto. Es peor que estar en un país en guerra.

 

¿Se está haciendo algo a nivel de gobierno nacional y administraciones locales? ¿Qué más se podría hacer para revertir esta situación y para disminuir la cifra de agresiones hacia las mujeres que muchas veces terminan en asesinados?

Las estrategias que ha usado el gobierno no han logrado efectos positivos. Algunas veces tampoco ayuda la actitud de algunas activistas que siguen catalogando a las mujeres de víctimas. Yo creo que hay que intervenir en nuestra cultura, en la educación. Este no es un problema de las mujeres es un problema de todos. Como coach algunas veces he tenido la posibilidad de ayudar a unos hombres, muy  pocos en realidad, quienes no desearían maltratar a sus mujeres y sin embargo no saben relacionarse de otra manera. He podido constatar que tampoco los hombres se sienten felices con una dinámica de pareja violenta y muchos quisieran cambiarla. La única manera de lograrlo es a través de la educación. Hay que enseñar a niñas y niños que existen otro tipo de relaciones. Hay que romper paradigmas, enseñar a respetar y respetarse, enseñar a amar, si eso, amar. Somos pocas las feministas que hablamos de amor, de sexualidad con amor y con respeto. Pero allí está la clave de una realidad que padecemos todos por igual.

Mar hace una pausa, el tema la toca en lo más profundo y tras una reflexión sigue.

Después del terremoto la población se unió en un gran esfuerzo de solidaridad. Yo trabajé codo a codo con la Marina, el Ejército, Protección Civil en un clima de gran respeto y cooperación. En algunos momentos tomé el mando de las operaciones sin que nadie se sintiera ofendido. Fue algo maravilloso. Entonces la pregunta es ¿por qué no logramos esa misma cooperación y respeto en nuestras casas, en todos los ámbitos de la sociedad?

 

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Me parece significativo que, cuando desaparecieron los muchachos de Ayotzinapa todo México se unió y se volcó a la calle en un gesto de solidaridad realmente admirable. Sin embargo la sociedad no pareciera reaccionar con igual firmeza cuando desaparecen o matan a las mujeres.

Esa es la tremenda lucha que tenemos. Cuando se defiende lo femenino se desata mucha violencia, es como si al defender lo femenino estuviéramos agrediendo lo masculino. Y no es así. Lo único que buscamos es que el delito de los hombres hacia las mujeres sea considerado feminicidio y sea punido debidamente. Sabemos que hay otros males igualmente graves, por ejemplo el de los inmigrantes que cuando tratan de pasar la frontera son interceptados por la delincuencia organizada y utilizados como carne de cañón. Sin embargo también sabemos que aún si acabáramos con la delincuencia organizada y muchos de los crímenes que se llevan adelante todos los días, las mujeres seguirían muriendo a manos de los hombres. Es un problema que radica en nuestra cultura, en nuestras estructuras. El cambio debe empezar desde arriba para que baje y permee toda la sociedad. Necesitamos a líderes con perspectiva de género, que valoren lo femenino y la igualdad. Hay que empoderar a las mujeres y estamos trabajando para ayudar a quienes, entre ellas, tienen perspectiva de género. Deben ocupar cargos políticos. Las cuotas de género nos han ayudado y la próxima semana viajo a Guerrero para preparar a algunas mujeres a asumir el liderazgo.

 

¿Hasta que punto el narcotráfico permite la escalada de las mujeres al poder?

Cuando se entra en el tema de la política nos enfrentamos con otro tipo de violencia y en muchos casos los viejos políticos varones tienen arreglos con los carteles para mantener sus beneficios. Ni los unos ni los otros quieren que haya cambios y mucho menos que esos cambios lleguen a manos de una mujer. Pero olvidan que los ciudadanos, en su mayoría las apoyan, porque generalmente esas mujeres trabajan para el bienestar de la comunidad. A pesar de las amenazas, muchas están dispuestas a salir adelante. A mi me tocó trabajar junto a una Presidenta municipal que sufrió tres atentados en los cuales murieron su secretario y su tesorero y se movía en carro blindado por la cantidad de amenazas de muerte que recibió. Las mujeres en política podríamos promover cambios importantes y por eso seguimos insistiendo.

 

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Tu humor en las caricaturas fustiga a los políticos, ridiculiza ciertas actitudes públicas, sin embargo cuando tocas temas de género ese humor se difumina.

Cuando empecé a hacer caricaturas mi intención era focalizarme en temas políticos. Es fácil buscar el humor en los desatinos de los políticos, sin embargo cuando me fui metiendo en temáticas de género la situación se puso difícil, más por mi posición de activista dispuesta a romper paradigmas, a ser incisiva, instructiva, capaz de enviar un mensaje a las mujeres para ayudarlas a tener otros marcos de pensamiento. Diría que en ese caso mis viñetas son más que todo ilustraciones para comunicar con las otras mujeres, decirles que no están solas, que pueden aspirar a otra vida, otra relación.

 

¿Como caricaturista y activista te has sentido atacada, acosada? ¿Hay otras caricaturistas que hacen tu misma lucha?

Ser caricaturista y activista no es fácil y por esa misma razón somos pocas. El trabajo de un caricaturista consiste en romper todos los paradigmas, cuestionarlos, cuestionar cada acción, cuestionarnos a nosotros mismo y a nuestro entorno. No es sencillo y menos para las mujeres y en una sociedad en la cual no estamos educados al pensamiento crítico femenino expresado con humor. Hay que tener la piel muy dura porque, como escribí en una viñeta “reír o hacer reír es un acto revolucionario” y se necesita valor para enfrentar las críticas de quienes buscan mantener a las mujeres en un rol de sumisión. Hay quien me ignora, con la esperanza de invisibilizarme. No han faltado en “radio pasillo” frases del tipo “sí, es buena pero su problema es que es feminista”. Sin embargo mi trabajo es muy reconocido en el mundo y soy la directora del Concurso Internacional de Caricaturas, dentro del marco de un evento importante que realizamos desde hace nueve años en la ciudad de Puebla, El Festival de Mentes Brillantes más importante de Latinoamérica, el Festival de la Ciudad de las Ideas. Es un evento que reúne a «mentes brillantes» a nivel nacional e internacional. Este año en el jurado me acompañarán Fawzy Morzy, colega de Egipto, Juan García Cerrada de España y Rayma Suprani de Venezuela.     

 

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Has lanzado una convocatoria que se llama “Caricaturistas por la igualdad”. ¿En qué consiste?

Es una iniciativa que trata de dar visibilidad internacional al problema de la violencia de género en México y a la necesidad de atacar el problema a diversos niveles, desde el preventivo, hasta el acceso a la justicia y la implementación de nuevas políticas públicas. Han colaborado muchos colegas de todo el mundo, hombres y mujeres, y les estoy muy agradecida. La convocatoria sigue abierta y estamos buscando un espacio en el cual realizar la exposición.

 

¿No sientes nunca el deseo de abandonar una lucha que requiere tanto esfuerzo y pareciera dar resultados escasos?

No, en absoluto. Y no soy pesimista. Tengo la certeza en mi corazón de que podemos crear un mundo mejor, un mejor país. Todo lo que hago es para las nuevas generaciones, para que tengan otro futuro. Ninguna niña merece vivir la realidad que nos tocó a las mayores y que hoy en día viven muchas adolescentes. Es terrible que no puedan salir de sus casas solas ni para ir a un cine. Nadie puede quedar indiferente. Necesitamos cambiar esta realidad y yo sé que podemos lograrlo. Esta no es una lucha contra los hombre sino contra una cultura que no funciona. No estoy sola, hay mucha gente que quiere lo mismo, personas de ambos sexos, y eso me da mucho aliento.

 

 

Pronto vas a participar en nuestro evento Bitter Laughter. ¿Qué opinas de esa iniciativa?

Lo considero importante porque son muy pocos los espacios donde se nos permite contar lo que estamos haciendo y quienes somos. Espero un encuentro de ideas muy rico con mis queridas colegas. También espero que eventos como este no sean de amargas sonrisas y que, justo por visibilizar a las mujeres caricaturistas, nos permita la presencia de las mujeres en el humor crítico y constructivo. Espero reflexión, diversión y mucho humor. 

 

Para mayor información sobre Bitter Laughter y como reservar tus entrada, visita www.BitterLaughter.com

 

Bitter Laughter

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