“España es un gran poeta que se ignora” – Jean Cocteau ★, (El Cordón Umbilical: diario escrito en la Costa del Sol, 1961)
Si fuera española, desearía ver España por primera vez, como la estoy viendo ahora, como extranjera. La tranquilidad de la observación, sensaciones que acarician mi piel, brisas mediterráneas de otoño. Crucé un océano, dejé atrás mi casa, pero ¿De verdad me alejé de casa? La costa andaluza no hace sino reunirme con paisajes de mi infancia. Imágenes a las que pertenezco, de una manera cercana. Soy una niña sorprendida en la Costa del Sol. Muelles con faro de luz azul en la noche que iluminan el mar y parten su negrura. Palmeras tan altas como edificios. Callejones estrechos de pueblo, iglesias blancas con palomas escondidas, niños jugando con pelotas, saludando, riendo, corriendo, lamiendo paletas de helado, sus pelos volando con el viento, desatados, libres, sin necesidad de hacer preguntas. Música en el restaurante Sol de Marbella, barítono cantando, café negro y una vela. Sencillo, modesto, entrañable, vivo.