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Daniel Campos
Daniel Campos - ViceVersa Magazine

Luz lectora

Tiene 88 años. Lee varios libros a la vez, sobre todo los coleccionados en la Biblia, pero también novelas y meditaciones. Su afición por la lectura comenzó en su adolescencia.

Mi abuela Luz trabajaba en la pulpería de su papá, mi bisabuelo Manuel, en el barrio de San Francisco de Calle Blancos en San José. Un día trabajaba en las mañanas y al siguiente por las tardes, pues se turnaba con su hermana mayor, Daisy, para atender la venta de abarrotes de consumo cotidiano a los vecinos. Para distraerse, leía novelas.

Las conseguía en la Librería de las Américas. El librero, un muchacho atento a quien probablemente le gustaba la joven y morena Luz, no se las vendía sino que se las prestaba. Ella se llevaba una novela, la leía con cuidado, procurando no dejar rastros de la lectura en el ejemplar, y cuando la terminaba, se la devolvía al librero, quien le prestaba otra. Luz guardaba las novelas en la pulpería.

—Eran de Corín Tellado. Sólo yo las leía porque Daisy no tenía vicios—dice y se ríe con mirada pícara. Yo la escucho e intento imaginármela adolescente, leyendo sobre apasionados romances, mientras ella continúa narrando su historia.

Un vecino del contiguo barrio de Aranjuez pasaba a menudo a comprar abarrotes y a tomar su trago del final de la tarde, pues en el fondo de la pulpería había una cantina.

—Era una cantina pero no crea que era una reunión de borrachos, como las de ahora. Nada más que los señores pasaban después del trabajo, se tomaban un traguito de guaro y seguían para sus casas.

El señor de Aranjuez notó que a Luz le gustaba leer y le dijo que le iba prestar libros para que viera lo que era buena literatura.

—Tenía razón. Me prestó varias novelas, como El conde de Montecristo de Alexandre Dumas. Me gustó más leerla que verla.

También le prestó una traducción al español de Las mil y una noches. Éste fue su libro favorito. Luz se apasionó por sus leyendas. El personaje de Scheherezade la cautivó con su ingenio y capacidad para improvisar, inventar y así sobrevivir en aquel misterioso y lejano mundo árabe.

Desde entonces no ha parado de leer, aunque en los años de cuidado cotidiano de sus cuatro hijos y su esposo, mi abuelo Hernán, le era muy difícil encontrar tiempo para hacerlo.

Siempre que me siento a conversar con ella en la mesa de su cocina, como ahora, le gusta contarme lo que está leyendo. Se encuentra inmersa en un libro sobre la relación entre los pensamientos, las emociones, la actividad cerebral y las reacciones en los distintos sistemas del organismo humano. Es un libro de divulgación científica, de neurociencias, que le regaló mi hermana.

—No crea, hay partes que tengo que leerlas hasta cuatro veces para entender, pero voy aprendiendo— puntualiza.

Además hay temas que se los explica en cartas a mi primo Leo, quien anda en un retiro espiritual y educativo por un tiempo en el norte de Costa Rica. O sea, mi abuela sigue estudiando para compartir lo que aprende. Saca apuntes y escribe todos los días: reflexiones en sus cuadernos personales, cartas a sus relaciones cercanas, exhortaciones a gente allegada.

Yo la miro y la escucho y me admiro. Es una mujer lúcida y luminosa, como su nombre.


Photo Credits: Emília Silveira Silberstein (@emilia.silberstein)

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Sonia DV
Sonia DV
6 years ago

Preciosa crónica. Dice mi tía que si te gusta leer te sobra la mitad del mundo. Creo que tiene razón

Hernan
Hernan
6 years ago

Exquisita narración, mi ojos se humedecieron.

Allan McPherson
Allan McPherson
6 years ago

Sentimientos encontrados al leer tus obras Daniel, por un lado mucha satisfacción y orgullo de ver tu gran calidad como escritor. Tus narrativas me hacen vivir lo que dices, o más bien re-vivir porque estoy indirectamente involucrado en algunas de ellas. A la vez siento tristeza nostalgia de recordar a los seres maravillosos que ya se fueron como mis abuelos y mi madre. Sorprendido también de descubrir facetas desconocidas para mi, como la Luz » intelectual». No tenía ni idea de su pasión por la lectura y probablemente muchas otras cosas más. En nuestra enorme familia encontraras miles de historias… Seguir leyendo »

Antonieta Campos
Antonieta Campos
6 years ago

¡Cuántas conversaciones, vinculaciones y aprendizajes nacen de la lectura!

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