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Gabriel Jaime Caro
ViceVersa Magazine

Luis Hernández Camarero, poeta, a 40 años de su trágica muerte

 

I

De nuevo Luis Guillermo Hernández Camarero, poeta peruano, a casi 40 años de su partida violenta (suicidio, crimen o muerte involuntaria, pues fue encontrado en un rastrojo sin vida), doble versión de 20 años no son nada, menos 40. Solo pensando en sus «Cuadernos de poesía», se siente esa contemporaneidad; no pulió como Miguel Hernández, así éramos los de la Generación del 60, menos Antonio Cisneros, que se sentía cojo ante César Vallejo, y por eso arrojaba en los baños de los aviones sus poemas circunstanciales.

Luchito: Su estilo (quizás quiso ser un orador sin oratoria) solo podrían ser notas clandestinas del amor platónico, atravesado por el fantasma del comunismo contra natura de los Incas del siglo XX, luego celebramos a Aguirre en el cine, asistidos minutos antes en el suicidio de Arguedas, buscando una buena hiperbatón.

Si te secas como escritor, no tanto como poeta, estás liquidado, eso mismo le pasó a Luchito, que se lo dijo a algunos poetas amigos (Luis La Hoz, entre otros), antes de partir al psiquiátrico en Baires.

Nos hemos quedado solos, salvados de las dictaduras anticomunistas, bailando aquí y allá, los bartender no habían salido todavía de Cuba, ni de latinoamericano se pensaba, miedo a Colón, a la dependencia, al baile de Sofía Loren (Americano).

Me llevabas 7 años, ya eras otro en la escuela de la señorita Perú; nos estremecíamos con los testigos de la revolución cubana, y más con el budismo zen. No nos quedó la represión hacia el sexo, todavía, creado, la no libertad de conciencias. Había que salir, y ese dictador peruano te eclipsaba. La lista negra, Kant y Schopenhauer. Todos se iban a parecer al dictador Pi.

Woodstock, Vietnam, el jazz, el Rock contra esto, ganaron los hombres del jazz, intacta la música clásica, en varios vinilos, devorándolos te catapultó en la poesía. Javier Sologuren, perdón, dele el puesto a este medio maldito. No seas amorfo, tildea como sale la voz por entre los cobres. Sublime entre el cielo y la tierra.

 

II

Luis Hernández Camarero, Lima, 1941, Buenos Aires, 1977.

Tocaba flauta y piano, tomaba mucha leche. Los poemas con los nombres de autores, músicos, clásicos, no desentona. Sobre todo su Divertimento, Región Austral, Los Begunes de la Million, Entre el césped y el firmamento, Gran Jefe un lado del Cielo, cantó una canción más antigua que el ser humano (tremendo título, se los comió a todos), La avenida seis de agosto, Las constelaciones, ay mi madre Capricornio en New York, versión mía. Schumann Robert (para mi su mejor poema)…pa’ bajarse de patillas a sus aserrines del caballo de madera. Un albañil muy profesional de la calle, de las avenidas hacia el Cielo redondo del mar, o de La avenida del cloro eterno.

El sol azul, soy Billy the Kid. Para que no te rajes, universitario de Lima, la horrible. Quién hubiera podido acogerte, si no eras un suicida. Más bien una virgen barroca. Allí la mañana con las niguas de la niña, traspatio el sadomasoquista que no quería ser cura, otra cosa que vanagloriara sus hazañas tan insignificantes. El filme de los 15 años poseído por sus dioses trotamundos y el hacha partida, o sea la política inconcebida, la de la felicidad eterna.

De lo mejor atendiendo a un genio incomprendido, a 40 años de su muerte de forma violenta, dicen que en octubre 3 del 1977 por la milicia de la dictadura argentina, pero han romanizado la escena, de que se le tiró a un tren, en homenaje al poeta húngaro, Attila József, que sí lo hizo, un 3 de diciembre del 37. Suena un insulto para locos con esquizofrenia. Ya había caído asesinado el poeta guerrillero Javier Heraud, a sus 21 años, en 1963, por la dictadura peruana.

Tiene muchas peculiaridades: desde muy joven ya sabía hacer de todo, y no lo sabía, hasta abjuró, cortó su hilo de generación, mas sin embargo ahora lo alcanzaron, o Hernández a ellos. Uno que otro libro, entre Ojeda, Hinostroza (Contranatura y Consejero del lobo). Romualdo, Eielson, Perú que era Miss Perú. Un chamaco serio, que a todo le ve el final, y nada, vivir, que es lo único bello.

Cisneros revisitado (el barroco y él), Vargas Llosa, todas las escuelas unidas. Hora Zero, Enrique Verástegui. Cloaca, y quienes son los neoberracos, si Hernández no pertenece a ninguna de ellas. Viene de Safo, dijo un lector. Yo no sé por qué gusta ahora, si casi todos los poetas de su época fueron académicos buenos, solo Luchito quince años de poesía, puro Rimbaud, unos cuántos por allí, si, menos el aprista ese, con un master en Harvard. Creo que de apellido Escobar.

Sol Lila, Voz Horrísona, mas entre el fuego de las Vanguardias, y la prensada, tuviste un acuerdo para el que no regresaría, que dice ver Edgar O’hara. El final de la octava sinfonía de Malher, a tu dedillo, a tu curación, y la octava inconclusa de Schubert, con la que danzabas ceremonioso con tu cerebro ardiendo.

El poeta Javier Sologuren, el poeta de Detenimientos, 1947, poeta Mayor ante un grande Poeta Menor (Luis Hdez), y su editorial (La rama dorada, que les publicaba a los poetas de los sesenta). Emilio Adolfo Westphalen. José Watanabe mitad japonés, como el cholo Vallejo, Juan Ramirez Ruiz, Hora Zero, Poeta malogrado, encontrado muerto después de ocho meses de desaparecido, tiene dos o tres obritas maestras. Montalvetti por la selección de Eduardo Espina.

Como sabemos, había publicado tres primeros libros, entre 1961 -65, Orilla y Charlie Melnick, bajo el sello La Rama Dorada, y Las Constelaciones.

Blanca Valera, Carlos Germán Belli, íntegro, limpio el tinte por el viento crecido en los valles del Ponto. Pronto y putería. Bueno exagerando. La arenga arrenque. German Belli no ha tenido los lectores universales, que solo ven en la lógica el porvenir. Pesa ahora la risa de una mujer, en los bordes del verso, en sus esquinas aquiescentes.

Bendezú. Un ejército de las sombras que hoy deambula por toda América. Si es cierto que el amigo lleva la otra verdad, todos amigos de su flauta, de esa cicla por la playa, de las clases en la universidad, y sus [poemas y dibujos]; señor no existe!!!.

Si ha pasado de chisme en chisme lo de Luchito, es por lo sagrado de su corta existencia, el picolín de su familia, advertido siempre, su hermano Max que salía por la televisión, ni se imagina lo que me gustaron sus poemas como escritos en la hojita de papel para la formula médica. El chiste zen con los directores de orquesta.

No es William Carlos Willams, ni aunque se le parezca, vaya que tiene uno. Ahora comienza la poesía, que son como siete poemas cortos unidos, eso si es música clásica para la calle de su Alemania favorita, las avenidas y el mar. Yo me lo imaginé solitario perfecto, cuando Ernesto Mora me prestó la segunda edición de Voz Horrisona, para Realidad Aparte, Segunda vida, New York, 1993). L.H., antes, y los poemas de su Impecable soledad.

El poeta Luis la Hoz (Su Semblanza a Luis Hernández) con la toma de la Chakta, y otros viajes por la selva), y el poeta Pedro Granados, que me retaba con Luchito, como un grande por convicciones poético políticas. De ellos dos nació esta pasión y sacrificio por la poesía. La metáfora desnuda, las ganas encanecidas del Modernismo. Cien puntos para un raro, rara. No hay que querer a los suicidas, pero repito Lucho no lo era, algo no le gustó de Paul Celan.

Pasé la onda, unos poetas con cosas nuevas que decir, ante el monumento de la grandeza, Vallejo… Y es como de izquierda calladita sin serlo. Porque todos eran stalinistas, brindaban por su grandeza, ese Stalin, bigotes de cucaracha, como lo interpeló el gran Osyp Mandelstam, que luego fue desterrado a la Siberia.

Con grandes maestros como Mariátegui y Valdelomar. Carlos Oquendo de Amat nos dejó de herencia 5 metros de poesía, lejos de imaginar una dictadura que lo había desterrado del país. En el cielo de Navacerrada, España, por cierto está.

Toda Lima fue suya, La Herradura, hasta Barranco; lo sabe hasta un premio Nóbel de Literatura. Todo lo regalaba, hasta sus más exclusivas cosas (la flauta que le regaló su hermano Max la lanzó al mar). Gandhi le queda chiquito, y el escritor Nicolás Yerobi, que capturó sus cuadernos para una antología que Hernández llamó Voz Horrisona, en sus últimos años. Y que salió publicada un año después de su muerte.

Ahora ya entiendo a Luis Hernández, a quien pudieron haber matado por su talento en la calle, con su amor por la música, sus títulos y ese alemán que dominaba (Amó y odió a Paul Celan). Cómo Rothko, Mayakovsky, Alejandra Pizarnik, se pudieron haber secado como artistas, por distintos abusos.

Su locura (siete pastillas diarias), era su fanático mayor, se tornó peligrosa en Buenos Aires (1977, un año terrible en el Cono Sur). Los desaparecidos, de las mal llamadas dictaduras Gorilas, y los verdaderos gorilas masacrados. Vallejo seguía siendo el primero en la lectura. José María Arguedas no convencía a nadie sobre el indigenismo, el quechua, todo en él un portento, un novelista: Poeta.

Damos por clausurado, ¿su inventario no llega a Luis Hernández Fundación, ni con los besos en clausura de la Hijuelos? Claro, yo soy falso. Los poetas Miguel Ángel Zapata, Mariela Dreyfus y Roger Santibañez, son hoy los ardientes seguidores nihilistas de la literatura peruana. Ojo, Diría que Luchito inventó un movimiento que no era nada, en sus cuadernos, bueno tenía su Anti-Edipo, con fluidez, en boga. Lacaniando.

Quedaban las cartas devastadoras a Betty, ni un ramadán lo salvaba en Baires, su escuela ordinaria no era el fascismo, la escuela ordinaria de un peregrino en su espacio, poeta de los pobres enfermos, de los pobres engranajes con la transparencia. El ancla del barco viejo. El sátiro que no fui.

Y el poeta O’Hara trastabillando, desatando, hacia lo rumoroso, la marinera, en Luchito… Hoy Luis Guillermo, por eso te admiro Edgar. Su elogio ha crecido con sus congresos muy particulares, humor contra danza y tertulias, y dice Luis la Hoz que se han recuperado más de 120 cuadernos (tres en completo alemán) y con títulos hermosos, El estanque Moteado, El elefante asado (puro cine). Arte poética de un caricioso. Amó el silencio en medio de una atravesada esquizofrenia.

A Edgar O’Hara, Luis La Hoz.

***

Selección de poemas de Luis Hernandez Camarero.

 

Schumann, Robert

 

Hermanito: Tú posees

La languidez del sueño

Y un amor. Atardece

Y en la calle

A pesar del Tiempo

Me alcanza tu alma

Y me recuerda

Que bajo todo cielo

Existe la nostalgia

Y el silencio. En la taberna

Se escucha

El La doliente. Transeúnte

Es el Tiempo también,

Como nosotros. Yo comprendo

Tu lamento noble

Y tu alegría flores

Sobre el asfalto suaves

Flores. Tú posees

La languidez del sueño

Tú eres quien ahora

Canta:

Solitarios son los actos

Del poeta: Como aquellos

Del Amor

Y de la Muerte.

 

(«A Roberto Schumann», M: 336-337)

 

*

Shelley, P.B.

 

I (PUESTO EN LA EDICIÓN)

 

Adiós Percy Shelley

Quién sabe

Si nos veremos

Der Dichtung Schleier

Aus der Hand der Wahrheit

Plena ya es mi vida

Puedo regresar

Al valle profundo

O también, Percy,

Volver a hablar contigo,

Tú, que me enseñaste

que nada es sueño

Y menos aún el amor

 

* * *

 

Como el sueño tuyo

Que se refleja

En todos los sonetos

De Inglaterra

Tú soñaste

O, igualito es,

No soñabas

Es la enredadera

Y el denso paisaje

Algunos dicen

Que hay que liberarse

De los fantasmas

Del amor

Pero el amor

No son fantasmas

Tú, que sabías

Y hay en algún lugar

Pequeños preludios

Como el sueño tuyo

Nadie puede ocultar

Su origen

En el sueño

Nadie puede cubrir

Sus ojos humanos

Nadie puede ocultar

Su propia poesía

Nadie no ha sido triste

Nadie no ha sido

Alegre

Todos hemos construido

Pequeños preludios

Oda a Percy Shelley

Y, de alguna forma,

To know

Even hate

Is but a mask

 

(«Percy B. Shelley», M: 378)

 

 

 

Karl Marx

 

Amado de las flores

Del Convent Garden

 

Carlos canta

 

International

Shall de

 

Así soñaba Vladimir

(«A Carlos Marx»)

“”””

«»»»

Petrarca, Francesco

Qué puedo yo ensayar/Sobre el autor de ese/Soneto. Creo que/

Petrarca…

la sotto giorni

nubilosi e brevi

nasce una gente a cu’il

morir non dole

En Campidoglio

Coronaron al Petrarca

De sonetos

y

la, sotto giorni

nubilosi e brevi

En Campidoglio

Se elevó el Petrarca

El triste Petrarca

A la altura

De coníferas ramas

Asfodelos

Y el agua de los ríos

Tévere

Y en lo alto

La luna

Seine

Rhein Amazonas

Y tras las siete colinas

Petrarca

My soul has grown deep

Like the rivers

 

Lima Agosto de 1973

6 de Agosto 853

(«Homenaje a Petrarca», M: 519)

“”

Coleridge, S.T.

Te regalo las adormideras/ que crecieron/ Junto al Támesis/

Para Samuel Taylor/ Samuel Taylor Coleridge…

Rodeado de fantasmas

Samuel Taylor Coleridge:

Por qué hiciste tonterías

Algo más esperé de ti:

No esperar más.

Pero fuiste un milagro

De rara belleza

In Xanadú.

***

Goethe, Wolfgang

«Canción para Wolfang (sic) Goethe»

Los cromáticos yates

Cruzan el mar azul

Azul prusia

De La Herradura

Los Cromáticos días

Que jamás no han de volver

Plenan de flores geranios

Blancos y el resplandor

De los bares: Paz de los bares

Paz de los cinemas

Donde recién ahora:

Qué breve es la vida

Se inicia la Poesía

La voz que incontable

Y en misterio

Vuelve para tomar

De cada ser su primitiva

Forma. Yo sé que Goethe

No puede menos que el hacer

Calmar la noche el otoño

Las playas las centellas

El vaso de cerveza

Del apartado ebrio los pétalos

De la soledad, los desiertos

Y las extensiones pálidas

De espuma y sal

Con el cantar que proclama

Que todas las obras de La Creación

Son tan bellas como el día primero

Y que, cada sentir cada anhelo

Es sólo paz:

La inquietante paz

Que algunos llaman vida

***

Chapter the one

 

En toda confusión hay siempre mezclado un asunto

de cerveza. O de quermeses centelleantes bajo la luz de los

focos de 25 W. El aire es denso y añil como una caja cubierta

por dentro de corduroy y algunitas estrellitas.

En alguna habitación del rincón, por ejemplo, de los cristales

rotos, de las campanillas, clips, cartones, alguien entona una

canción con algo, quien sabrá de tristezas y si no ¿cómo?

Oh isla de San Jacinto si no ¿cómo?

Ahora es pleamar nocturna bajo los faroles y la luz de las

mechas de alquitrán.

Alguien compra en la tienda con sus soles.

»

«»

Herschell, William

 

Sir William Herschell

dijo: el universo

es como un ladrillo

visto de canto

todo podía esperarse

de quien había

descubierto

las estrellas

dobles

en un universo

preeinsteniano

cerveza helada

viendo el mar

azul profundo

y la paz

de los bares

 

(«Urano»)

 

Canto segundo

¡Un río. Melodía, dios, un río!

El espacio en el cauce de lo alado,

Sordo monstruo tallado por Estío

Entre un triste frescor

Oh, ignorado,

Tan eterno tu Otoño en la caída!

Como garra rapaz: sí enredadera,

Flama amada del tiempo, desvaída

Por la turbia carcancha, tan certera.

Dios oculto en un vientre de roca:

Destrozado, muda espina lanzada

Por la noche fugaz sobre los cantos.

Agotada en sí misma es honda roca

Cegadora de grutas arrancadas

Por las fieras llameantes de amarantos.

***

Keats, John

 

Hermano:

Tierno hermano

Triste hermano

Mío. El jardín,

Ha florecido, tú,

Quien conduces

Las flores

Tierno y triste

Hermano mío

Yo hubiera deseado

Para ti el cielo

La mar que no tuviste

Porque el amor

Te relató el secreto

De la Poesía.

Déjame llorar por ti

God damm!

(«A John Keats», M: 180)

***

Ezra Pound: cenizas y cilicio

1

Tower of Pisa

Alabaster and not ivory. Y eterno,

Para ferias de fascistas

Quien la canta.

Y ebrio ya de belleza y en demencia

(Puede ser que sus ojos sean nuestros)

Rojo mar y el adriático crepúsculo

Y dos guerras herrumbradas en su frente:

Frente a la lívida amenaza de la historia:

Ezra Pound,

Ezra

Y su ejército perenne en pie

De muerte.

Torre de Pisa

Et cinis et cilicium.

2

Ezra:

Sé que si llegaras a mi barrio

Los muchachos dirían en la esquina:

Qué tal viejo, che’ su madre,

Y yo habría de volver a ser el muerto

Que a tu sombra escribiera salmodiando

Unas frases ideales a mi oboe.

El milagro se oculta entre lo oscuro

Donde olvido y memoria son tan sólo

Los reflejos de lo áspero y amado,

La ilusión que ha surgido de enebro

Duramente recuerdo tus poemas,

Viejo fioca,

Mi amigo inconfesable.

***

Soy Luchito Hernández…

 

Soy Luchito Hernández

Ex Campeón de peso welter

Poca gente me habla

Hasta oí a alguien

Preguntarme

¿De qué te defiendes?

Y yo hubiera respondido

Si no silencioso fuera:

Más bien te defiendo De mi luz. Una luz

Que reuní y me friega.

 

El Helio

 

Es un gas

Extraño

Y noble

Como el delicado

Corazón

De algunos seres

 

Traducciones de Paul Celan

[De paul Celan: en alta mar]

 

París, el barquito, yace en el vaso, ante el ancla:

Así estoy contigo, veo por ti.

Y bebo hasta que mi corazón se oscurezca,

Y bebo hasta que parís flote en sus lágrimas,

Hasta que lleguemos a los lejanos velos

Que nos ocultan el mundo, donde cada tú es una rama,

Y yo la hoja que calla y asciende.

 

[De Paul Celan: Ven, ven]

 

Ven, ven

Ven una palabra, ven,

Ven a través de la noche,

Ilumina, ilumina.

Ceniza

Ceniza, ceniza,

Noche.

Noche -y- noche – Hacia

Los ojos llega

Centelleante

***

Cactus

 

Soy un mexicano herido

por la espalda. Y como

estoy herido, sé ya

qué ciudad tomar.

En el crepúsculo crecen

cactus, grama pequeña

y piedras sobre el

grass.

Y no he conocido jamás

un adicto a la

mariguana. Porque no

Existe adicción a la

mariguana. Pero sí

clínicas donde se

trataba la adicción

a la mariguana. Con

celda de castigo,

cuatro enfermeros

macetas y un

residente tó de blanco

que les tiembla a los

loquitos y es ciego

a las acciones

y pasiones de los

enfermeros.

Hugo me dijo: un

día, en la selva

yo dije para ver

a Dios. Y cerré

los ojos. Y vi a

Jesucristo y sus

doce apóstoles

montados a caballo

sobre nubes con sus

capas. Pero algo pasó

y me pregunté

¿y si yo fuera

Dios? Y el rostro de

Cristo se transformó

es el del Diablo.

Por eso estoy: seguro

de dos cosas. De que

Dios existe y sé

que no soy yo.

***

El sol azul

 

Soy Billy the Kid

Ladrón de bancos

Y voy herido por la espalda

Y como herido voy

Sé dónde he de ir

Y la inmensidad, el Brillo

Del Sol y su hermano

El Desierto son claros

Y simples a mis ojos

Y entre la Estrella rutilante

Y mi silencio median

Únicamente ciento cincuenta

Millones de Kilómetros

En el polícromo espacio

Y cerca de mí, lo más cercano

Veo el Amor

Esa más alta estrella

Y en mi libro de poemas

Leo cuando luego

De la hora vespertina

La luz asciende y no olvido

Pues nada llevo en mí

De olvidar: made weak

By time and fate

But strong in will

Y nada porto de olvidar

Pues el recuerdo no hiere

Así como no existe desgarro

En el olvido. Y en mi libro

De poemas de Lawn Tennyson

Veo cantos hermosos

Resonar en las viejas Wurlitzer

De las playas de Agua Dulce

O La Herradura

Con los muros trazados

Por el musgo: ese musgo

Especial melancólico

Lánguido que muestra

Que los seres humanos

No son parte sino

Cada uno el Universo

Y como tal herederos

De los dones del mar

De la merced del aire

Del torbellino estático

Del fuego pero yo no acostumbro

Hablar tanto: Soy Billy the Kid

y como voy herido

took a few herbs and apples

And the Day. Soy Billy

The Kid, de ahí que mi idioma

Natal se me confunda

Por instantes y en esta

Vasta pradera traiga

Del tiempo que fue

Algunos días.

Como en Lima el primer

Dulce recuerdo, mi ciudad

Natal e indescriptible

Y rodeado de bruma

Transparente las extrañas

Botellas de los bares.

A Antonio Bienvenida

A Antonio Ordónez

A Antonio Camarero

A Antonio Machado

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