Eran los 70, y para ese entonces, yo era un chico que no se hallaba musicalmente. La salsa me provocaba acidez. El rock en español me caía como una piedra. Y de los ritmos en inglés, la música disco me seducía, pero yo era demasiado joven para poder bailarla en, dónde más, la disco.
En 1979, una canción que en su etapa de desarrollo llegó a llamarse The Disco Song, salió a la radio bajo el nombre de Heart of Glass. En realidad, el tema se apartaba de ese género bailable, disco, que ya comenzaba a ser vilipendiado, para avizorar el avance de la nueva música que traerían los 80.
La cantante que interpretaba el tema era una artista a la que le decían Blondie, si bien ése era el nombre del grupo que tocaba la canción. Blondie era su vocalista, Debbie Harry, y Debbie Harry era a su vez esta banda parida por el punk, nutrida por el glam, y adoptada por el new wave.
Heart of Glass fue la canción que cimentó a Blondie a nivel global. Se engranaba en el oído como un ente extraterrestre dispuesto a devorarle a uno el cerebro. Las proezas vocales de Harry y el ritmo electrónico conformaron el canto de sirena que me enganchó al grupo. Incluso hasta hoy día, el tema suena atemporal en su atractivo.
La voz de Harry era sonoramente glacial e irresistible, tan majestuosa como un témpano azul. Además, la complementaba perfectamente la belleza inusual de la artista: mejillas filosas que parecían pendientes para esquiar, cabello platinado cuando aún eso no estaba de moda y, en general, un aire de rebeldía salvaje que gritaba “Me importa todo un rábano”.
Esa imagen de Harry se vería por muchos prismas: transgresora en época del feminismo pero sin ser necesariamente feminista. Niña mala del rock que no tenía que explotar su sexualidad día y noche para atraer público. Pionera a la hora de desbaratar estereotipos de lo que una cantante debía ser, y más estando al frente de un grupo de hombres.
Harry pasaría a ser reverenciada como ícono global de lo que es cool, de la sensualidad al natural, de lo anti-fabricado. Este pasado 1 de julio, ese ícono cumplió 70 años.
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